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LA VIRTUD DE LA TEMPLANZA EN EL QUIJOTE.

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LA VIRTUD DE LA TEMPLANZA EN EL QUIJOTE.

 “Come poco y cena más poco, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago. Sé templado en el beber, considerando que el vino demasiado ni guarda secreto ni cumple palabra” [1](II, 43)

 CONSEJOS DE BUENA EDUCACIÓN O CONSEJOS SEGUNDOS QUE DON QUIJOTE LE DICE A SANCHO , PARA EL BUEN GOBIERNO DE LA INSULA BARATARIA.:

 “Come poco y cena más poco, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago. Sé templado en el beber, considerando que el vino demasiado ni guarda secreto ni cumple palabra. Ten cuenta, Sancho, de no mascar a dos carrillos ni de erutar delante de nadie.

Eso de erutar no entiendo —dijo Sancho.

Y don Quijote le dijo:

Erutar, Sancho, quiere decir ‘regoldar’, y este es uno de los más torpes vocablos que tiene la lengua castellana, aunque es muy significativo; y, así, la gente curiosa se ha acogido al latín, y al regoldar dice erutar, y a los regüeldos, erutaciones, y cuando algunos no entienden estos términos, importa poco, que el uso los irá introduciendo con el tiempo, que con facilidad se entiendan; y esto es enriquecer la lengua, sobre quien tiene poder el vulgo y el uso.

En verdad, señor —dijo Sancho—, que uno de los consejos y avisos que pienso llevar en la memoria ha de ser el de no regoldar, porque lo suelo hacer muy a menudo.

Erutar, Sancho, que no regoldar —dijo don Quijote.

Erutar diré de aquí adelante —respondió Sancho—, y a fee que no se me olvide” (II, 43)

SANCHO PANZA GOBERNADOR ANTE LA MESA QUE LE HAN PREPARADO EN PRESENCIA DEL MÉDICO.

“nuestro maestro Hipócrates, norte y luz de la medicina, en un aforismo suyo dice: «Omnis saturatio mala, perdicis autem pessima». Quiere decir: ‘Toda hartazga es mala, pero la de las perdices malísima’ [2] (II, 47)

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EL DOCTOR RECIO Y SUS CUIDADOS.

 Sancho Panza empieza a gobernar la ínsula de Barataria. Llega la hora de la comida y le presentan manjares suculentos, que su médico Dr. Pedro Recio del Mal Agüero, natural de Tirteafuera, le va quitando porque le pueden hacer daño. Le presentan un plato de perdices y le dice el médico:

 “No se ha de comer, señor gobernador, sino como es uso y costumbre en las otras ínsulas donde hay gobernadores. Yo, señor, soy médico y estoy asalariado en esta ínsula para serlo de los gobernadores della, y miro por su salud mucho más que por la mía, estudiando de noche y de día y tanteando la complexión del gobernador, para acertar a curarle cuando cayere enfermo; y lo principal que hago es asistir a sus comidas y cenas, y a dejarle comer de lo que me parece que le conviene y a quitarle lo que imagino que le ha de hacer daño y ser nocivo al estómago; y así mandé quitar el plato de la fruta, por ser demasiadamente húmeda, y el plato del otro manjar también le mandé quitar, por ser demasiadamente caliente y tener muchas especies, que acrecientan la sed, y el que mucho bebe mata y consume el húmedo radical, donde consiste la vida.

EL DOCTOR RECIO DE TIRTEAFUERA PROHIBE A SANCHO TOMAR PERDICES.

Desa manera, aquel plato de perdices que están allí asadas y, a mi parecer, bien sazonadas no me harán algún daño.

A lo que el médico respondió:

Esas no comerá el señor gobernador en tanto que yo tuviere vida.

Pues ¿por qué? —dijo Sancho.

Y el médico respondió:

Porque nuestro maestro Hipócrates, norte y luz de la medicina, en un aforismo suyo dice: «Omnis saturatio mala, perdicis autem pessima». Quiere decir: ‘Toda hartazga es mala, pero la de las perdices malísima’” (II, 47)

Don Quijote, Dulcinea y Sancho Panza

  NUEVOS CONSEJOS DE DON QUIJOTE A SANCHO GOBERNADOR.

 “No te muestres, aunque por ventura lo seas, lo cual yo no creo, codicioso, mujeriego ni glotón; porque en sabiendo el pueblo y los que te tratan tu inclinación determinada, por allí te darán batería , hasta derribarte en el profundo de la perdición. (II, 51)

 

EL CABALLERO DE LA BLANCA LUNA Y DON QUIJOTE.

DON QUIJOTE Y SU ESCUDERO. EL CABALLERO DE LA BLANCA LUNA Y SU ESCUDERO.

 “En fin —dijo don Quijote—, tú eres, Sancho, el mayor glotón del mundo y el mayor ignorante de la tierra, pues no te persuades que este correo es encantado, y este Tosilos, contrahecho. Quédate con él y hártate, que yo me iré adelante poco a poco, esperándote a que vengas.

Rióse el lacayo, desenvainó su calabaza, desalforjó sus rajas, y, sacando un panecillo, él y Sancho se sentaron sobre la yerba verde y en buena paz compaña despabilaron y dieron fondo con todo el repuesto de las alforjas, con tan buenos alientos, que lamieron el pliego de las cartas, solo porque olía a queso. Dijo Tosilos a Sancho:

Sin duda este tu amo, Sancho amigo, debe de ser un loco.

¿Cómo debe? —respondió Sancho—. No debe nada a nadie, que todo lo paga, y más cuando la moneda es locura. Bien lo veo yo, y bien se lo digo a él, pero ¿qué aprovecha? Y más agora que va rematado, porque va vencido del Caballero de la Blanca Luna” (II, 66)

  “y esta bota colgando del arzón de la silla, por sí o por no, y es tan devota mía y quiérola tanto, que pocos ratos se pasan sin que la dé mil besos y mil abrazos.Y diciendo esto se la puso en las manos a Sancho, el cual, empinándola, puesta a la boca, estuvo mirando las estrellas un cuarto de hora, y en acabando de beber dejó caer la cabeza a un lado” [4](II, 13)

EL ESCUDERO DEL CABALLERO DE LOS ESPEJOS Y SANCHO.

 El escudero del bachiller Sansón Carrasco-disfrazado Caballero del Bosque o de los Espejos- es Tomé Cecial, del mismo pueblo que don Quijote y Sancho; ambos persiguen a don Quijote con el fin de vencerle en una batalla y obligarle a que regresar a la aldea. Diálogo entre los dos escuderos:

“¿Y esto trae vuestra merced consigo, señor?Pues ¿qué se pensaba? —respondió el otro—. ¿Soy yo por ventura algún escudero de agua y lana? Mejor repuesto traigo yo en las ancas de mi caballo que lleva consigo cuando va de camino un general.

 Comió Sancho sin hacerse de rogar, y tragaba a escuras bocados de nudos de suelta, y dijo:

 Vuestra merced sí que es escudero fiel y legal, moliente y corriente, magnífico y grande, como lo muestra este banquete, que si no ha venido aquí por arte de encantamento, parécelo a lo menos, y no como yo, mezquino y malaventurado, que solo traigo en mis alforjas un poco de queso tan duro, que pueden descalabrar con ello a un gigante; a quien hacen compañía cuatro docenas de algarrobas y otras tantas de avellanas y nueces, mercedes a la estrecheza de mi dueño, y a la opinión que tiene y orden que guarda de que los caballeros andantes no se han de mantener y sustentar sino con frutas secas y con las yerbas del campo.

            Por mi fe, hermano —replicó el del Bosque—, que yo no tengo hecho el estómago a tagarninas, ni a piruétanos, ni a raíces de los montes. Allá se lo hayan con sus opiniones y leyes caballerescas nuestros amos, y coman lo que ellos mandaren; fiambreras traigo, y esta bota colgando del arzón de la silla, por sí o por no, y es tan devota mía y quiérola tanto, que pocos ratos se pasan sin que la dé mil besos y mil abrazos.

 ¡Oh hideputa, bellaco, y cómo es católico!

 Y diciendo esto se la puso en las manos a Sancho, el cual, empinándola, puesta a la boca, estuvo mirando las estrellas un cuarto de hora, y en acabando de beber dejó caer la cabeza a un lado, y dando un gran suspiro dijo:

 ¡Oh hideputa, bellaco, y cómo es católico!

¿Veis ahí —dijo el del Bosque en oyendo el hideputa de Sancho— como habéis alabado este vino llamándole «hideputa»?

Digo —respondió Sancho— que confieso que conozco que no es deshonra llamar «hijo de puta» a nadie cuando cae debajo del entendimiento de alabarle. Pero dígame, señor, por el siglo de lo que más quiere: ¿este vino es de Ciudad Real?

¡Bravo mojón! —respondió el del Bosque—. En verdad que no es de otra parte y que tiene algunos años de ancianidad” (II, 13)

LA CABEZA ENCANTADA EN CASA DE DON ANTONIO.

 Don Antonio Moreno, amigo del bandolero Roque Guinart, trata con deferencia a don Quijote. En casa de D. Antonio tiene lugar la aventura de la cabeza encantada, que supuestamente respondía  a las preguntas que le hacían, aunque en realidad las respuestas las daba un sobrino de don Antonio que estaba escondido. Se recoge en este texto la pregunta que le hace la mujer de don Antonio a la cabeza encantada:

 “Sí gozarás, porque su salud y su templanza en el vivir prometen muchos años de vida, la cual muchos suelen acortar por su destemplanza” [5](II, 62)

 Y no preguntó más. Llegóse la mujer de don Antonio y dijo:

Yo no sé, cabeza, qué preguntarte; solo querría saber de ti si gozaré muchos años de buen marido.

Y respondiéronle:

Sí gozarás, porque su salud y su templanza en el vivir prometen muchos años de vida, la cual muchos suelen acortar por su destemplanza” (II, 62)

 BODAS DE CAMACHO EN MUNERA.

DESCRIPCIÓN DE LAS BODAS DE CAMACHO Y REACCIONES DE SANCHO .

“A todo esto no respondió Sancho, porque dormía, ni despertara tan presto si don Quijote con el cuento de la lanza no le hiciere volver en sí. Despertó, en fin, soñoliento y perezoso, y volviendo el rostro a todas partes dijo:

De la parte desta enramada, si no me engaño, sale un tufo y olor harto más de torreznos asados que de juncos y tomillos: bodas que por tales olores comienzan, para mi santiguada que deben de ser abundantes y generosas.

 “Todo lo miraba Sancho Panza, y todo lo contemplaba y de todo se aficionaba. Primero le cautivaron y rindieron el deseo las ollas, de quien él tomara de bonísima gana un mediano puchero; luego le aficionaron la voluntad los zaques, y últimamente las frutas de sartén, si es que se podían llamar sartenes las tan orondas calderas; y así, sin poderlo sufrir ni ser en su mano hacer otra cosa, se llegó a uno de los solícitos cocineros, y con corteses y hambrientas razones le rogó le dejase mojar un mendrugo de pan en una de aquellas ollas” [6] (II, 20)

 —Por quien Dios es, Sancho —dijo a esta sazón don Quijote—, que concluyas con tu arenga, que tengo para mí que si te dejasen seguir en las que a cada paso comienzas, no te quedaría tiempo para comer ni para dormir, que todo le gastarías en hablar.

            —Si vuestra merced tuviera buena memoria —replicó Sancho—, debiérase acordar de los capítulos de nuestro concierto antes que esta última vez saliésemos de casa: uno dellos fue que me había de dejar hablar todo aquello que quisiese, con que no fuese contra el prójimo ni contra la autoridad de vuesa merced; y hasta agora me parece que no he contravenido contra el tal capítulo.

            —Yo no me acuerdo, Sancho —respondió don Quijote—, del tal capítulo; y, puesto que sea así, quiero que calles y vengas, que ya los instrumentos que anoche oímos vuelven a alegrar los valles, y sin duda los desposorios se celebrarán en el frescor de la mañana, y no en el calor de la tarde.

            —De la parte desta enramada, si no me engaño, sale un tufo y olor harto más de torreznos asados que de juncos y tomillos: bodas que por tales olores comienzan, para mi santiguada que deben de ser abundantes y generosas.

            —Acaba, glotón —dijo don Quijote—: ven, iremos a ver estos desposorios, por ver lo que hace el desdeñado Basilio.

            —Mas que haga lo que quisiere —respondió Sancho—: no fuera él pobre, y casárase con Quiteria. ¿No hay más sino no tener un cuarto y querer casarse por las nubes? A la fe, señor, yo soy de parecer que el pobre debe de contentarse con lo que hallare y no pedir cotufas en el golfo. Yo apostaré un brazo que puede Camacho envolver en reales a Basilio; y si esto es así, como debe de ser, bien boba fuera Quiteria en desechar las galas  y las joyas que le debe de haber dado y le puede dar Camacho, por escoger el tirar de la barra y el jugar de la negra de Basilio. Sobre un buen tiro de barra o sobre una [*] gentil treta de espada no dan un cuartillo de vino en la taberna. Habilidades y gracias que no son vendibles, mas que las tenga el conde Dirlos; pero cuando las tales gracias caen sobre quien tiene buen dinero, tal sea mi vida como ellas parecen. Sobre un buen cimiento se puede levantar un buen edificio, y el mejor cimiento y zanja del mundo es el dinero.

 Hizo Sancho lo que su señor le mandaba, y poniendo la silla a Rocinante y la albarda al rucio, subieron los dos, y paso ante paso se fueron entrando por la enramada.

SANCHO SE QUEDA BIZCO VIENDO LO QUE HAY PREPARADO PARA LA BODA.

            Lo primero que se le ofreció a la vista de Sancho fue, espetado en un asador de un olmo entero, un entero novillo; y en el fuego donde se había de asar ardía un mediano monte de leña, y seis ollas que alrededor de la hoguera estaban no se habían hecho en la común turquesa de las demás ollas, porque eran seis medias tinajas, que cada una cabía un rastro de carne: así embebían y encerraban en sí carneros enteros, sin echarse de ver, como si fueran palominos; las liebres ya sin pellejo y las gallinas sin pluma que estaban colgadas por los árboles para sepultarlas en las ollas no tenían número; los pájaros y caza de diversos géneros eran infinitos, colgados de los árboles para que el aire los enfriase.

            Contó Sancho más de sesenta zaques de más de a dos arroba cada uno, y todos llenos, según después pareció, de generosos vinos; así había rimeros de pan blanquísimo como los suele haber de montones de trigo en las eras; los quesos, puestos como ladrillos enrejados, formaban una muralla, y dos calderas de aceite mayores que las de un tinte  servían de freír cosas de masa, que con dos valientes palas las sacaban fritas y las zabullían en otra caldera de preparada miel que allí junto estaba .

            Los cocineros y cocineras pasaban de cincuenta, todos limpios, todos diligentes y todos contentos. En el dilatado vientre del novillo estaban doce tiernos y pequeños lechones que, cosidos por encima, servían de darle sabor y enternecerle. Las especias de diversas suertes no parecía haberlas comprado por libras, sino por arrobas, y todas estaban de manifiesto en una grande arca. Finalmente, el aparato de la boda era rústico, pero tan abundante, que podía sustentar a un ejército.

 Todo lo miraba Sancho Panza, y todo lo contemplaba y de todo se aficionaba.

Primero le cautivaron y rindieron el deseo las ollas, de quien él tomara de bonísima gana un mediano puchero; luego le aficionaron la voluntad los zaques, y últimamente las frutas de sartén [27], si es que se podían llamar sartenes las tan orondas calderas; y así, sin poderlo sufrir ni ser en su mano hacer otra cosa, se llegó a uno de los solícitos cocineros, y con corteses y hambrientas razones le rogó le dejase mojar un mendrugo de pan en una de aquellas ollas. A lo que el cocinero respondió:

            Hermano, este día no es de aquellos sobre quien tiene juridición la hambre, merced al rico Camacho. Apeaos y mirad si hay por ahí un cucharón, y espumad una gallina o dos, y buen provecho os hagan. (II, 20)

NOTAS

DE LOS TEXTOS PRESENTADOS SE DEDUCE QUE CERVANTES EN EL QUIJOTE SUSCRIBE ESTAS NOCIONES DE LA VIRTUD DE LA TEMPLANZA.

[1] Dice el Catecismo de la Iglesia Católica: La templanza es la virtud moral que modera la atracción de los placeres y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados. Asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos y mantiene los deseos en los límites de la honestidad. La persona moderada orienta hacia el bien sus apetitos sensibles, guarda una sana discreción y no se deja arrastrar “para seguir la pasión de su corazón” (Si 5, 2; cf. Si 37, 27 – 31). La templanza es también alabada en el Antiguo Testamento: “No vayas detrás de tus pasiones, tus deseos refrena” (Si 18, 30). En el Nuevo Testamento es llamada “moderación” o “sobriedad”. Debemos “vivir moderación, justicia y piedad en el siglo presente” (Tt 2, 12). (n 1809)

Dice el Compendio: “La templanza modera la atracción de los placeres, asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados” (n. 383)

La templanza es la virtud cardinal que modera la comida y la bebida. La abstinencia y la sobriedad  son las virtudes que las moderan respectivamente. Los vicios que se oponen a estas virtudes son la gula y la embriaguez.

[2] Aforismo médico usual, en que el médico Pedro Recio sustituye el panis original por perdicis. El aforismo original se aplica al pan, no a las perdices.

 [3] Glotón: el que come en demasía

 [4] Sir 31, 25-31:

25 Con el vino no te hagas el valiente, porque a muchos ha perdido el vino.

26 El horno prueba el temple del acero, así el vino a los corazones en disputa de orgullosos.

27 Como la vida es el vino para el hombre, si lo bebes con medida. ¿Qué es la vida a quien le falta el vino, que ha sido creado para contento de los hombres?

28 Regocijo del corazón y contento del alma es el vino bebido a tiempo y con medida.

29 Amargura del alma, el vino bebido con exceso por provocación o desafío.

30 La embriaguez acrecienta el furor del insensato hasta su caída, disminuye la fuerza y provoca las heridas.

En este texto el Antiguo Testamento, se aconseja beber vino con moderación; presenta los diferentres efectos que produce le vino, según sea con moderación o abusando.

[5] En este texto se ve la relación de la templanza con la vida y con la salud; la destemplanza, es decir, la gula y la embriaguez, son vicios que perjudican la salud.

 [6] Cervantes expresa la reacción de Sancho al ver las bodas de Camacho:“Todo lo miraba Sancho Panza, y todo lo contemplaba y de todo se aficionaba”.  Una persona se aficiona a algo, cuando la mira y la contempla. La afición (la inclinación, el gusto) le llevará a Sancho a participar de las bodas y será uno de los cocineros el que le invitará a degustar: ‘Apeaos y mirad si hay por ahí un cucharón, y espumad una gallina o dos, y buen provecho os hagan’

FRANCISCO JAVIER SANZOL.

NOTA A PIE DE PÁGINA.

A pesar de los textos presentandos,  la segunda parte del Quijote presenta a un Sancho completamente distinto al de la primera parte,“No te muestres, aunque por ventura lo seas, lo cual yo no creo, codicioso, mujeriego ni glotón; porque en sabiendo el pueblo y los que te tratan tu inclinación determinada, por allí te darán batería , hasta derribarte en el profundo de la perdición. (II, 51)  bien sea porque el Quijotede Avellaneda presentó la figura de Sancho como la de un glotón y borracho y mujeriego,  o bien porque a través de toda la obra Cervantes va perfilando la figura de los dos principales personajes de la misma, el caso es que al final, Sancho parece se ha convertido en el señor y Don Quijote en su escudero, puesto que la liberación de Dulcinea pasa a depender por completo de Sancho, por ello D. Quijote es quien suplica y Sancho quien marca los pasos de esa liberación.

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CAPITULO XXVIII. QUE TRATA DE LA NUEVA Y AGRADABLE AVENTURA QUE AL CURA Y AL BARBERO SUCEDIÓ EN LA MESMA SIERRA.

13 Viernes Mar 2015

Posted by quijotediscipulo in 31.- Cap. XXVIII. El hallazgo de Dorotea.

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DON QUIXOTE ACOGE A LA BELLA DOROTEA.

CAPITULO XXVIII. QUE TRATA DE LA NUEVA Y AGRADABLE AVENTURA QUE AL CURA Y AL BARBERO SUCEDIÓ EN LA MESMA SIERRA.

 1.-NÚMERO 44.

2.-LOCALIZACIÓN. Cap.28.Parte I.Pág 28-29.T.II

3.-TEXTO.

4.-COMENTARIO.

 EL CURA Y EL BARBERO DESCUBREN A DOROTEA.

3.-TEXTO.

             «¡ Ay Dios! ¿ si será posible que he hallado lugar que pueda servir de escondida sepultura á la carga pesada deste cuerpo, que contra mi voluntad sostengo? Sí será, si la soledad que prometen estas sierras no me miente.

            ¡ Ay desdichada! y quan mas agradable compañia harán estos riscos y malezas á mi intención, pues me darán lugar para que con quexas comunique mi desgracia al cielo, que no la de ningun hombre humano…

            Todas estas razones oyeron y percibiéron el Cura y los que con él estaban…y no hubieron andado veinte pasos, quando detras de un peñasco viéron sentado al pie de un fresno á un mozo vestido como labrador, al qual, por tener inclinado el rostro, á causa de que se lavaba los pies en el arroyo que por allí corria, no le pudieron ver por entonces…y luego con un paño…se los limpió, y al querer quitársele, alzó el rostro, y tuvieron lugar, de ver una hermosura incomparable, tal que Cardenio dixo al Cura con voz baxa: esta , ya que no es Luscinda, no es persona humana , sino divina.

             El mozo se quitó la montera, y sacudiendo la cabeza á una y á otra parte, se comenzáron á descoger y desparcir unos cabellos que pudieran los del sol tenerles envidia: con esto conocieron que el que parecia labrador era muger, y delicada…lo qual visto por los tres, salieron á ella, y el Cura fué el primero que le dixo teneos , señora, quien quiera que seais, que los que aquí veis, solo tienen intención de serviros…y puestos los tres alrededor de ella, haciéndose fuerza por detener algunas lágrimas que á los ojos se le venian, con voz reposada y clara, comenzó la historia de su vida desta manera:

LA BELLA DOROTEA ANTE DON QUIJOTE SANCHO Y CARDENIO.

            En esta Andalucía hay un Lugar de quien toma título un Duque…Deste Señor son vasallos mis padres, humildes en linage, pero tan ricos, que si los bienes de su naturaleza igualaran á los de su fortuna, ni ellos tuviéran mas que desear, ni yo temiera verme en la desdicha que me veo…

  SALIENDO DE MISA.

          Ellos son en fin labradores, gente llana, sin mezcla de alguna raza mal sonante, y como suele decirse, christianos viejos ranciosos, pero tan rancios, que su riqueza y magnifico trato les va poco á poco adquiriendo nombre de hidalgos y aun de caballeros…,finalmente de todo aquello que un tan rico labrador como mi padre puede tener y tiene, tenia yo la cuenta, y era la mayordoma y señora…los ratos que del dia me quedaban despues de haber dado lo que convenia á los mayorales, ó capataces, y á otros jornaleros los entretenia en exercicios que son á las doncellas tan licitos como necesarios, como son los que ofrece la aguja y la almohadilla, y la rueca muchas veces y si alguna por recrear el ánimo estos exercicios dexaba, me acogia al entre tenimiento de leer libros devotos».

         Esta pues era la vida que yo tenia en casa de mis padres,..Es pues el caso, que pasando mi vida en tantas ocupaciones y en un encerramiento tal, que al de un monesterio pudiera compararse, sin ser vista, á mi parecer, de otra persona alguna que los criados de casa, porque los dias que iba a misa era tan de mañana, y tan acompañada de mi madre y de otras criadas, y yo tan cubierta y recatada, que apénas vian mis ojos mas tierra de aquella donde ponia los pies…los del amor, ó losde la ociosidad por mejor decir…me viéron puestos en la solicitud de Don Fernando, que este es el nombre del hijo menordel Duque que os he contado.

  DOROTEA SE RINDE ANTE DON FERNANDO.

          No hubo bien nombrado á Don Fernando…quando á Cardenio se le mudó la color del rostro…Sea pues lo que fuere …, lo que en mi cuento pasa fué, que tomando Don Fernando una imagen que en aquel aposento estaba, la puso como testigo de nuestro desposorio, con palabras eficacísimas y juramentos extraordinarios me dió palabra de ser mi marido, puesto que antes de que acabara de decirlas, le dixe que mirase bien lo que hacía, y que considerase el enojo que su padre había de recibir de verle casado con una villana vasalla suya… llamé á mi criada, para que en la tierra acompañase á los testigos del cielo: tornó reiterar D. Fernando y confirmar sus juramentos, añadió á los primeros nuevos Santos por testigos… apretóme mas entre sus brazos…y con volverse y salirse del aposento mi doncella, yo dexe de serlo y él acabó de ser traidor y fementido…despues de cumplido aquello que el apetito pide, el mayor gusto que puede venir, es apartarse de donde le alcanzáron.

            Digo esto porque Don Fernando dió priesa por partirse de mí… aunque me dixo que estuviese segura de su fe…y para más confirmación de su palabra sacó un rico anillo del dedo y lo puso en el mio.

            En efecto él se fué, y yo quedé ni sé si triste, ó alegre…de allí a pocos dias se dixo en en el Lugar, como en una ciudad allí cercana se había casado Don Fernando con una doncella hermosísima en todo extremo… díxose que se llamaba Luscinda…

   LA BODA DE LUSCINDA CON DON FERNANDO.

        Oyó Cardenio el nombre de Luscinda y no hizo otra cosa que encoger los hombros, morderse los labios…y dexar de allí á poco caer por su ojos dos fuentes de lágrimas; mas no por esto dexó Dorotea de seguir su cuento diciendo:… y en el silencio de aquella noche…, salí de mi casa, acompañada de mi criado y me puse en camino de la ciudad… y entrando en ella pregunté por la casa de Luscinda, y al primero á quien hice la pregunta me respondió mas de lo que yo quisiera oir…díxome que la noche que Don Fernando se desposó con Luscinda, despues de haber ella dado el sí… le habia tomado un recio desmayo, y que llegando á desabrocharle el pecho, le hallo un papel escrito…en que decia y declaraba, que ella no podiaser esposa de Don Fernando, porque lo era de Cardenio… y que si le había dado el si era por no salir de la obediencia de sus padres…

            Todo lo qual visto por Don Fernando, parecióle que Luscinda la había burlado y escarnecido… y arremetió á ella ántes que de su desmayo volviese, y con la misma daga que le hallaron la quiso dar de puñaladas, y lo hiciera si sus padres …no lo estorbaran.

            Dixeron más, que luego se ausentó Don Fernando, y que Luscinda no habia vuelto de su parosismo hasta otro dia, que contó á sus padres, como ella verdadera esposa de aquel Cardenio que he dicho…

            Esto que supe puso en bando mis esperanzas…dándome á entender que podría ser que el cielo hubiese puesto aquel impedimento en el segundo matrimonio, por atraerle á conocer lo que al primero debia, y á caer en la cuenta de que era christiano, y que estaba mas obligado á su alma , que á respetos humanos.

            Todas estas cosas revolvia en mi fantasia… y estando pues en la ciudad sin saber que hacerme, pues á Don Fernando no hallaba, llegó a mis oidos un publico pregón donde se prometia grande hallazgo á quien me hallase…

   EL PRECIPICIO DEL CRIADO DE DOROTEA.

         Al punto que oí el pregón, me salí de la ciudad con mi criado…y aquella noche nos entrámos por lo espeso desta montaña…pero como suele decirse que un mal llama a otro…así me sucedió á mi porque mi buen criado hasta entonces fiel y seguro…quiso aprovecharse de la ocasión que á su parecer estos yermos le ofrecían, y con poca verguenza ménos temor de Dios, ni respeto mio, me requirió de amores …pero el justo cielo, que pocas, ó ningunas veces dexa de mirar y favorecer á las justas intenciones, favoreció las mias, de manera que con mis pocas fuerzas y con poco trabajo dí con él en un derrumbadero, donde le dexé, ni sé si muerto , ó vivo…y luego me entré por estas montañas, sin llevar otro pensamiento que esconderme en ellas.

             Ha no sé quantos meses que entré en ellas, donde hallé un ganadero que me llevó por su criado á un Lugar que en las entrañas desta sierra, al qual he servido de zagal por todo este tiempo, procurando estar siempre en el campo por encubrir estos cabellos que ahora tan sin pensarlo me han descubierto…».

 4.-COMENTARIO.

            El texto que en lo referente al hilo narrativo ya lo conocemos y hasta podemos imaginar su desenlace, puesto que es la continuación de lo que empezó a narrar anteriormente referente a Don Fernando y Dorotea, tiene el interés de presentarnos una parcela muy importante de la sociedad de la época: al señor de vasallos y entre ellos al del labrador rico.

            La figura del señor de vasallos, ya fuera eclesiástico o civil, resulta imprescindible para entender tanto la vida económica como política de la Edad Moderna en España, quedando una parte muy grande de su territorio bajo la jurisdicción de señorío.

            En algunas zonas, sólo un cuarto de tierras era de realengo, distribuyéndose el resto entre el señorío eclesiástico (abadengo), el civil (solariego o pleno, y jurisdiccional) y esa situación ambigua en la que, en el fondo, se movían los señoríos de las tierras de Órdenes Militares.

            Muchos de ellos hundían sus raíces en el período medieval, y se basaban en antiguas donaciones regias. Sin embargo, durante el siglo XVI se recurrió frecuentemente a la venta de tierras con jurisdicción; así Carlos I vendió numerosas tierras de Órdenes Militares y Felipe II procedió a lo que se llamó venta de vasallos de jurisdicción eclesiástica.

            Hay que advertir que los compradores de estas jurisdicciones no tenían por que ser eclesiásticos o nobles, puesto que no era imprescindible pertenecer a uno de los El texto como, se ve por los subrayados está, plagado de referencias religiosas y morales cristianas, aunque la mayor parte de ellas nos son conocidas no queremos pasar sin nombrarlas:

– La vida de recogimieto similar al de un «monesterio».

– La forma de asistencia de las mujeres a misa.

Los detalles de la celebración del matrimonio bajo palabra ya referido.

La finura con que describe la pérdida de la virginidad» «y con salirse de mi aposento mi doncella yo dexe de serlo y el acabó de ser traidor y fementido».

– La descripción del comportamiento del varón una vez satisfecho el apetito sexual.

– La confirmación de la fe dada confirmado con la entrega del anillo.

– El detalle de lo que decía el papel hallado en el pecho de Luscinda encaminado a probar la validez de su matrimonio anterior.

– El cuidado de decir que Luscinda dijo el Sí a Don Fernando sometida a la obediencia de sus padres que podría alegarse también como impedimento de nulidad de su consentimiento.

– Las esperanzas de Dorotea fundada en la fe en la providencia que parece venía encaminado las cosas para que su matrimonio se arreglase.

– La referencia a que un cristiano, como Don Fernando, no podía dejar pasar un asunto que podía poner en peligro la salvación de su alma, pasando por cima de los respetos humanos.

– El recurso a la misma providencia que no abandona a los buenos, en el caso del intento de su criado de violentarla.etc., etc.

            Por otra parte, la historia deja preparadas las aventuras que ocuparán los capítulos siguientes.

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EL CURA DEL LUGAR EN EL QUIJOTE.

18 Miércoles Feb 2015

Posted by quijotediscipulo in 04.-Bis.- El Cura del Lugar en el Quijote., ESTUDIO DE ALGUNOS TEMAS RELIGIOSOS EN EL QUIJOTE

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Biografia de Miguel de Cervantes, Dios en el Quijote, El clero en el siglo XVI en España, el diablo en el quijote, el matrimonio y la familia en el Quijote, el Prólogo del Quijote y la motivación de Miguel de Cervantes al escribir la obra., la mujer en las novelas insertas en el Quijote, la prostitución en el siblo XVi en la ciudad de Sevilla, los comentarios a los capítulos del Quijote en cada uno de los capítulos del mismo, los moriscos y su expulsión de España.

UNA DE LAS VARIAS POSADA QUE LLEVAN EL NOMBRE DE DON QUIJOTE DE LA MANCHA.

EL CURA DEL LUGAR  EN EL QUIJOTE.

 El cura por excelencia de la inmortal novela de Cervantes es el cura del lugar donde originalmente viven don Quijote y Sancho. Aunque Cervantes no especifica el nombre del lugar, algunos autores lo fijan en Villanueva de los Infantes o alguno de los pueblos del partido de Montiel. El lugar es el pueblo, la aldea, una pequeña población rural.

Se puede afirmar al leer la fantástica historia que tanto don Quijote como Sancho son hijos espirituales del cura de su pueblo. Como a un padre, le quieren y respetan, y como la mejor herencia que de él hubiera recibido, aprecia Sancho las enseñanzas del buen párroco. Especialmente don Quijote le tiene también como un buen amigo.

¿ QUIEN ERA ESTE BUEN CURA ?.

Su nombre “señor licenciado Pero Pérez” (I, 5); así lo llama el ama de don Quijote, quejándose  por las “malditas” lecturas de los libros de caballerías. Ya en el primer capítulo Cervantes nos dice que era “hombre docto, graduado en Sigüenza” (I, 1)

Como hombre docto se comporta en el escrutinio sobre los libros de don Quijote (I, 6), donde queda de manifiesto su profunda cultura; muestra un buen conocimiento de los escritores de su tiempo y da a entender que conoce el italiano.

Respecto de la amistad de don Quijote y el cura, al volver el Caballero andante a su pueblo, después  de su primera salida, encontró su casa alborotada, y nos dice Cervantes: “y estaban en ella el cura y el barbero, que eran grandes amigos de don Quijote” (I, 5).

LA SOBRINA  DE DON QUIJOTE CARGADA CON LOS LIBROS QUE IBAN A SER CONDENADOS AL FUEGO.

Es el propio sacerdote el que dice al comprobar que los libros de caballerías han trastornado el juicio del hidalgo (I, 5): “Esto digo yo también, y a fe que no se pase el día de mañana sin que de ellos no se haga acto público, y sean condenados al fuego, porque no den ocasión a quien los leyere de hacer lo que mi buen amigo debe de haber hecho.”

La profunda amistad que tiene el cura con don Quijote le llevará –juntamente con el barbero y el bachiller Sansón Carrasco-, a reducirle para que vuelva a casa y cuide de su hacienda y que queda en su casa quieto y sosegado. No lo conseguirá el bachiller Sansón Carrasco disfrazado del Caballero del los Espejos o del Bosque; finalmente si que será reducido por el mismo bachiller bajo la figura del Caballero de la Blanca Luna en una pelea en la playa de Barcelona (II, 64-65). Al ser vencido debe volver a la aldea, donde cumplirá la promesa de no salir en un año.

La profunda humanidad lleva al buen sacerdote Pero Pérez a ser eficaz componedor entre enemistades. Los capítulos 45 y 46 de la primera parte  refieren numerosas y afortunadas intervenciones pacificadores del cura en la venta, que merecen este elogio de Cervantes:

“de todo lo cual fue común opinión que se debían dar las gracias a la buen intención  y mucha elocuencia del señor cura” (I, 46)

Los parroquianos le consideran como si fuera de la familia, y así le hacen partícipe de sus alegrías, proyectos y penas. Por ejemplo Teresa, la mujer de Sancho, tiene necesidad de comunicarle la noticia del nombramiento de su esposo como gobernador de la ínsula de Barataria (II, 50)  Sancho o la personificación de la sabiduría popular manchega.

ESCENA DE LOS BATANES DEL QUIJOTE.

Al cura del lugar atribuye en buena parte Cervantes la sabiduría popular del buen escudero de don Quijote. Son frecuentes las veces que Sancho recuerda lo que ha oído en la predicación del cura de su pueblo. Veamos algunas escenas.

En la aventura de los batanes (I, 20), se enfrentan don Quijote y Sancho. El hidalgo quiere afrontar la nueva aventura, mientras que un pánico espantoso se apodera del escudero, hasta tal punto que ata los pies de Rocinante para que su amo no pueda acometerla. Para convencerle recurre a lo que había escuchado al cura de su pueblo:

“Señor, yo no sé por qué quiere vuestra merced acometer esta tan temerosa aventura. Ahora es de noche, aquí no nos ve nadie: bien podemos torcer el camino y desviarnos del peligro, aunque no bebamos en tres días; y pues no hay quien nos vea, menos habrá quien nos note de cobardes, cuanto más que yo he oído predicar al cura de nuestro lugar, que vuestra merced bien conoce, que quien busca el peligro perece en él”.

Otro momento en el que el buen Sancho recuerda la predicación del cura del pueblo es  en las bodas de Camacho (II, 20), en este diálogo entre don Quijote y Sancho:

“A buena fe, señor -respondió Sancho-, que no hay que fiar en la descarnada, digo, en la muerte, la cual también come cordero como carnero; y a nuestro cura he oído decir que con igual pie pisaba las altas torres de los reyes como las humildes chozas de los pobres”.

Más adelante, ya Sancho gobernador, vuelve a recordar la predicación del cura de su pueblo (II, 45), con ocasión del pleito del báculo y de los diez ducados:

“y más que él había oído contar otro caso como aquel al cura de su lugar, y que él tenía tan gran memoria, que a no olvidársele todo aquello de que quería acordarse, no hubiera tal memoria en toda la ínsula”.

LAS PROMESAS SON PARA CUMPLIRLAS.

Finalmente con motivo de las supersticiones que asaltan a don Quijote al entrar a la aldea, después de haber sido derrotado por el Caballero de la Blanca Luna (II, 73)

“He aquí, señor, rotos y desbaratados estos agüeros, que no tienen que ver más con nuestros sucesos, según que yo imagino, aunque tonto, que con las nubes de antaño .Y, si no me acuerdo mal, he oído decir al cura de nuestro pueblo que no es de personas cristianas ni discretas mirar en estas niñerías, y aun vuestra merced mismo me lo dijo los días pasados, dándome a entender que eran tontos todos aquellos cristianos que miraban en agüeros”.

Al manifestar don Quijote su temor de que alguien propale el secreto de lo que estaba dispuesto a sugerir a Su Majestad para prevenir los estados contra el Turco, tanto el barbero como el cura le animan a que lo diga; don Quijote les pide el juramento de que no lo contarán. El barbero jura que no lo dirá y sale el cura fiador de su juramento (II, 1). Entonces le pregunta don Quijote al cura:

“Y a vuestra merced, ¿quién le fía, señor cura? —dijo don Quijote”.

“Mi profesión —respondió el cura—, que es de guardar secreto”.

Como se puede ver hay una referencia al sigilo sacramental, al que está obligado todo sacerdote, respecto de lo que oye en el sacramento de la penitencia

Don Quijote y Sancho regresan a la aldea para cumplir la promesa -al ser derrotado por el Caballero de la Blanca Luna-, de quedarse un año en la aldea sin salir. El hidalgo quiere dedicarse en ese tiempo a las tareas pastoriles; manifiesta al bachiller Sansón Carrasco y al cura, que desea que sean sus compañeros en las tareas pastoriles. El bachiller y el cura, pensando que se trata de una nueva locura, le siguen el juego. El ama y la sobrina escuchan esta conversación, y le dice el ama el hidalgo manchego (II, 73):

“Y ¿podrá vuestra merced pasar en el campo las siestas de verano, los serenos de invierno, el aullido de los lobos? No, por cierto, que éste es ejercicio y oficio de hombres robustos, curtidos y criados para tal ministerio desde las fajas y mantillas (…) Mire, señor, tome mi consejo (…): estése en casa, atienda a su hacienda, confiese a menudo, favorezca a los pobres “

Tejas abajo, tejas arriba.

 DON QUIJOTE PIDE A LA SOBRINA QUE LLAME AL SACERDOTE PARA CONFESARLE EN EL LECHO DE MUERTE.

Al final de la inmortal novela, en el último capítulo se acrecienta la importancia del sacerdote. Vuelto a su juicio el ingenioso hidalgo, antes de morir, pide confesión y el buen cura le administra los últimos sacramentos.

Le dice don Quijote a su sobrina: “Llámame, amiga, a mis buenos amigos, al cura, al bachiller Sansón Carrasco y a maese Nicolás el barbero, que quiero confesarme y hacer mi testamento.”(II, 74)

Cuando esto le oyeron decir los tres, creyeron sin duda que alguna nueva locura le había tomado, y Sansón le dijo:

“¿Ahora, señor don Quijote, que tenemos nueva que está desencantada la señora Dulcinea, sale vuestra merced con eso? ¿Y ahora que estamos tan a pique de ser pastores, para pasar cantando la vida, como unos príncipes, quiere vuestra merced hacerse ermitaño? Calle, por su vida, vuelva en sí y déjese de cuentos”.

“Los de hasta aquí —replicó don Quijote—, que han sido verdaderos en mi daño, los ha de volver mi muerte, con ayuda del cielo, en mi provecho. Yo, señores, siento que me voy muriendo a toda prisa: déjense burlas aparte y tráiganme un confesor que me confiese y un escribano que haga mi testamento, que en tales trances como este no se ha de burlar el hombre con el alma; y, así, suplico que en tanto que el señor cura me confiesa vayan por el escribano”.

Para terminar recojo lo que dice el cura del lugar después de atenderle en confesión:

“Verdaderamente se muere y verdaderamente está cuerdo Alonso Quijano el Bueno; bien podemos entrar para que haga su testamento”. (II, 74)

Termina recibiendo los últimos sacramentos del sacerdote:

“En fin, llegó el último fin de don Quijote, después de recibidos todos los sacramentos y después de haber abominado con muchas y eficaces razones de los libros de caballerías. Hallóse el escribano presente y dijo que nunca había leído en ningún libro de caballerías que algún caballero andante hubiese muerto en su lecho tan sosegadamente y tan cristiano como don Quijote; el cual, entre compasiones y lágrimas de los que allí se hallaron, dio su espíritu, quiero decir que se murió”. (II, 74)

El cura del pueblo le administra los últimos sacramentos: el viático y la unción de los enfermos.

La muerte tendrá siempre vigencia, es moderna. Es de los pocos acontecimientos que no pasan de moda. Todos lo días nos encontramos con ella. Nos enseñan a morir los hombres honrados, amantes de la verdad, virtuosos. Don Quijote nos enseña a vivir y a morir.

LOS SACERDOTES SEMBRADORES DE PAZ Y ALEGRÍA. 

Podemos decir, pues que en el cura del pueblo de don Quijote y Sancho, se conjugan la piedad y el ingenio, la amistad y el conocimiento culto, la discreción y la inteligencia, la conversación y la acción directa. Los feligreses del pueblo aprecian y estima a Pero Pérez, porque es sacerdote que se entrega a sus parroquianos, que siempre está dispuesto a escuchar a todos y a cada uno, que reza, que predica, que administra los sacramentos, que une al marido con la mujer, a los padres con los hijos, que visita a los enfermos, que consuela, que lleva la alegría a los hogares del pueblo. En definitiva, que es sembrador de paz y de alegría.

Después de fijarme en el cura del pueblo de don Quijote, doy gracias a Dios por tantos curas de lugar, curas de pueblo, curas de aldea, que todos conocemos, que los tenemos en nuestros pueblos y que tanto bien hacen. Han pasado cuatro siglos, desde que Cervantes escribió “Don Quijote de la Mancha”, sin embargo la figura del sacerdote del pueblo, tiene su continuidad en tantos curas de pueblo: piadosos, serviciales, generosos, buenos, que solo se preocupan del bien espiritual y material de sus parroquianos. ¡Que nunca falten curas de pueblo!

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AUTOR DE ESTE TEMA :  FRANCISCO JAVIER SANZOL.

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CAPITULO XX. DE LA JAMAS VISTA NI OIDA AVENTURA QUE CON MAS POCO PELIGRO FUÉ ACABADA DEL FAMOSO CABALLERO EN EL MUNDO, COMO LA ACABÓ EL VALEROSO DON QUIJOTE DE LA MANCHA.

13 Martes Ene 2015

Posted by quijotediscipulo in 23.-Cap. XX. La nunca vista aventura de los batanes.

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BATANES EN CANTABRIA. ESPAÑA.

CAPITULO XX. DE LA JAMAS VISTA NI  OIDA AVENTURA QUE CON MAS POCO PELIGRO FUÉ ACABADA DEL FAMOSO CABALLERO EN E MUNDO, COMO LA ACABÓ EL VALEROSO DON QUIJOTE DE LA MANCHA.

 1.-NÚMERO 29.

2.-LOCALIZACIÓN. Cap.20. Parte I. Págs.165 a 181T.I

3.-TEXTO.

4.-COMENTARIO.

EL ESPANTO DE DON QUIJOTE TRAS ESCUCHAR EL RUIDO GRANDE DE AGUA.

 3.-TEXTO.

  «No es posible, señor mío, sino que estas yerbas dan testimonio de que por aquí cerca debe de estar alguna fuente ó arroyo que estas yerbas humedece, y así, será bien que vamos un poco mas adelante, que ya toparemos donde podamos mitigar esta terrible sed que nos fatiga, …

            Mas no hubieron andado doscientos pasos, quando llegó á sus oídos un grande ruido de agua, como que de algunos grandes y levantados riscos se despeñaba: alegróles el ruido en gran manera, …y oyéron á deshora otro estruendo que les aguó el contento del agua ,..digo que oyéron que daban unos golpes á compas, con un cierto cruxir

de hierros y cadenas, que, acompañados del furioso estruendo del agua, que pusieran pavor á qualquier otro corazon que no fuera el de Don Quixote..

  PREPARADO PARA AFRONTAR LA NUNCA OÍDA AVENTURA.

          Pero Don Quixote, acompañado de su intrépido corazon, saltó sobre Rocinante y, embrazando su rodela, terció su lanzon y dixo: Sancho amigo, has de saber que yo nací por querer del cielo en esta nuestra edad de hierro para resucitar en ella la de oro, ó la dorada,...así que aprieta un poco las cinchas á Rocinante, y quédate á Dios, y espérame aqui hasta tres dias no mas, en los quales si no volviere, puedes tú volverte á nuestra aldea, y desde allí…irás al Toboso, donde dirás á la incomparable señora mia Dulcinea , que su cautivo caballero murió por acometer cosas que le hiciesen digno de poder llamarse suyo.

            Quando Sancho oyó las palabras de su amo, comenzó á llorar con la mayor ternura del mundo y a decille:.. que yo he oido decir al Cura de nuestro lugar, que vuestra merced bien conoce, que quien busca el peligro perece en él: así que no es

bien tentar á Dios, acomentiendo tan desaforado hecho, donde no se puede escapar sino por milagro...por un solo Dios, señor mio que no se faga tal desaguisado…y ya que del todo no quiera vuestra merced desistir de acometer tal fecho, dilátelo á lo ménos hasta mañana…

             Te ruego , Sancho, que calles, que Dios que me ha puesto en el corazon de acometer ahora esta tan no vista y tan temerosa aventura tendrá cuidado de mirar por mi salud...

            Viendo pues Sancho la última resolución de su amo, determinó aprovecharse de su industria, …y así, quando apretaba las cinchas al caballo…ató con el cabestro de su asno ambos pies á Rocinante, de manera que quando Don Quixote quiso partir, no pudo porque el caballo no se podía mover sino á saltos.

  DISPUESTOS A PASAR LA NOCHE.

          Viendo Sancho Panza el buen suceso de su embuste, dixo: ea señor,que el cielo conmovido de mis lágrimas y plegarias, ha ordenado que no se pueda mover Rocinante, y si vos quereis porfiar y espolear y dalle, será enojar á la fortuna, y dar coces, como dicen, contra el aguijon. …

            En estos coloquios y otros semejantes pasáron la noche amo y mozo; mas viendo Sancho, que á mas andar se venia la mañana, con mucho tiento desligó á Rocinante y se ató los calzones.Como Rocinante se vió libre…comenzó á dar manotadas…

            Viendo pues Don Quixote que ya Rocinante se movía, ….y tornando á despedirse de Sancho le mandó que allí le aguardase tres dias y que si al cabo dellos no hubiese vuelto, tuviese por cierto que Dios habia sido servido de que en aquella peligrosa aventura se le acabasen sus dias…pero que si Dios le sacaba de aquel peligro, sano y salvo y sin cautela, se podía tener por muy mas que cierta la prometida Insula.

            De nuevo tornó á llorar Sancho…Destas lágrimas y determinación tan honrada de Sancho Panza, saca el autor de esta historia que debía de ser biennacido, y por lo ménos christiano viejo…

            El ruido y estruendo de aquel golpear no cesaba. Alborotóse Rocinante con el estruendo del agua y de los golpes y sosegándole Don Quixote, se fué llegando poco… encomendándose de todo corazón á su señora , suplicándole que en aquella temerosa jornada y empresa le favoreciese, y de camino se encomendaba también á Dios que no le olvidase…

    LA CAUSA DE LA RISA DE SANCHO. 

       Otros cien pasos serian los que anduvieron, quando al doblar de una punta pareció descubierta y patante la misma causa, sin que pudiese ser otra, de aquel horrísono y para ellos espantable ruido…y eran ( si no lo has ó lector,, por pesadumbre y enojo) seis mazos de batan que con sus alternativos golpes aquel estruendo formaban..

            .Miró Don Quixote á Sancho, y vióle que tenía los carrillos hinchados, y la boca llena de risa…y no pudo su melancolía tanto con él, que á la vista de Sancho pudiese dexar de reirse: y como vió Sancho, que su amo había comenzado, soltó la presa de tal manera, que tuvo necesidad de apretarse las hijadas con los puños para no reventar riendo.

            Quatro veces sosegó, y otras tanto volvió á su risa…de lo qual ya se daba al diablo Don Quixote, y más quando le oyo decir, como por modo de fisga: has de saber ó Sancho, que yo nací por querer del cielo en esta nuestra edad de hierro para resucitar en ella la dorada ó de oro: yo soy aquel para quien estan guardados los peligros, las hazañas grandes, los valeroos fechos, y por aquí fué repitiendo todas ó las mas razones que Don Quixote dixo la vez primera que oyéron los temerosos golpes.

            Viendo pues Don Quixote que Sancho hacía burla del…alzó el lanzon y le asentó dos palos, tales que si como los recibió en las espaldas los recibiera en la cabeza, quedara libre de pagarle el salario, sino fuera á sus herederos.

            Viendo Sancho que sacaba tan malas veras de sus burlas…con todo humildad dixo: sosiéguese vuestra merced, que por Dios que me burlo.

  SANCHO SUDANDO POR RETENER LA RISA.

          Pues porque os burlais, no me burlo yo, respondió Don.Quixote. Venid acá, señor alegre, ¿paréceos á vos, que si estos fuéron mazos de batan, fueran otra peligrosa aventura, no había yo mostrado el ánimo que convenía para emprendella y acaballa?..

            .No haya más , señor mio, replicó Sancho, que yo confieso que he andado algo risueño en demasía, pero digame vuestra merced, ahora que estamos en paz, así Dios le saquede todas las aventuras…como le ha sacado de esta, ¿ no es cosa de reir y de contar…?

            No digo yo, respondió Don Quixote que lo que nos ha sucedido no sea cosa de risa; pero no es digna de contarse,…A lo menos , respondió Sancho, supo poner á punto su lanzón, apuntándome á la cabeza, y dándome en las espaldas: gracias á Dios, y á la diligencia que puse en ladearme; pero vaya que todo saldrá en la colada, pues yo he oido decir: ese te quiere bien que te hace llorar…dixo Don Quixote, perdona lo pasado pues eres discreto, y sabes que los primeros movimientos no son en mano del hombre , y está advertido de aquí adelante en una cosa, para que te abstengas, y reportes en el hablar demasiado conmigo,que en quantos libros de caballerías he leido, que son infinitos, jamas he hallado que ningun escudero hablase tanto á su señor como tú con el tuyo, y en verdad que lo tengo á gran falta mia y tuya, tuya enque me estimas en poco: mia en que no dexo estimarme en mas...

  PONIENDO DISTANCIA ENTRE EL HIDALGO Y SU ESCUDERO.

          De todo lo que he dicho has de inferir , Sancho, que es menester hacer diferencia de amo á mozo, de señor á criado, y de caballero á escudero: así que desde hoy en adelante nos hemos de tratar con mas respeto...las mercedes , y beneficios que yo os he prometido, llegarán á su tiempo, y si no llegaren, el salario aloménos no se ha de perder , como ya os he dicho.

            Está bien quanto vuestra merced dice, dixo Sancho, pero querria saber…quanto ganaba un escudero de un caballero andante en aquellos tiempos, y si se concertaban por meses ó por dias, como peones de albañir.

            No creo yo , respondió Don Quixote, que jamas los tales escuderos estuvieron á salario,sino á merced, y si yo ahora te le he señalado á ti en el testamento cerrado que dexé en mi casa, fué por lo que podría suceder, que aun no sé como prueba en estos calamitosos tiempos nuestra caballería, y no querría que por pocas cosas, penase mi ánima en el otro mundo, porque quiero que sepas, Sancho, que en él no hay estado mas peligroso que el de los aventureros… …

            Así es verdad, dixo Sancho…mas bien puede estar seguro que de aquí adelante no despliege mis labios para hacer donayre de las cosas de vuestra merced, si no fuere para honrarle como á mi amo y señor natural. Desa manera, replicó Don Quixote, vivirás sobre las haz de la tierra, porque despues de á los padres, á los amos se ha de respetarcomo si lo fuesen».

 

LA CAUSA DEL ESTRUENDO

4.-COMENTARIO.

           El capítulo se  centra, como indica su título, en la narración de una aventura a la que el autor califica como «de jamas vista y oída» pero «que con mas poco peligro…». En el contexto de tal aventura hay varias referencias religiosas y morales.

            Vemos como Don Quijote vuelve a reafirmarse en la misión, del cielo recibida «en estanuestra edad de hierro para resucitar en ella la de oro, ó la dorada».

            Movido por esa misión se despide de Sancho con ese «quedate á Dios». Este saludo y la advertencia que le hace de que si a los tres días no ha vuelto vaya en la busqueda de Dulcinea para decirle «que su cautivo caballero murió por acometer cosas que le hiciesen digno de poder llamarse suyo» anuncia la peligrosidad de la aventura.

NO TENTARÁS AL SEÑOR TU DIOS 

         Sancho consciente del peligro y entre lágrimas le habla de lo que ha oído al cura de su lugar, seguramente en la predicación, porque en la obra pocas veces el cura se dedica a echar sermones, lo que ha oído al cura tiene como base unas palabras de la Escritura: «Qui amat periculum in illo peribit». «Quien ama el preligro en él perecerá». (Eclesiástico 3,27). Y añade Sancho: «asi no es bien tentar a Dios», que es la repuesta que da Jesús cuando es tentado por el demonio: «No tentarás al Señor tu Dios», tomada del Deuteronomio (cf. Mateo,4 7, y Lucas, 4, 12; Deuteronomio, 6, 16: «Non tentabis Dominum Deum tuum»). Pues estaría obligándole a hacer un milagro dada la «desaforada aventura» que quiere emprender.

            «Te ruego, Sancho, que calles, que Dios que me ha puesto en el corazon de acometer ahora esta tan no vista y tan temerosa aventura tendrá cuidado de mirar por mi salud…».

             La mención de la actuación divina, en el corazón de Don Quijote, le hace confiar que Él le sacará de esa situación; la alusión no deja de tener reminiscencias paulinas: «El que ha comenzado esta obra buena la llevará hasta el final» (Cf. Filipenses 1,5-9). Por lo mismo ruega a Sancho, calle y no lo tiente.

            La estratagema que ha buscado Sancho, la atribuye a que su oración ha sido escuchada y vuelve a pedir a Don Quijote que desista de su intención dejándolo hasta que amanezca, de lo contrario no haría sino «dar coces contra el aguijon». (cf. Hechos, 9, 5 «Durum est tibi contra stimulum calcitrare». «Duro será para tí dar coces contra el aguijón»). El aguijón es la punta de la vara con que se arrean las caballerías, y podía terminar en una punta de hierro.

 BAUTISMO DE JUDÍOS CONVERSOS.

           Llegada la mañana Sancho libera a Rocinante y cuando Don Quijote se dispone a iniciar la aventura con palabras similares a las anteriormente dichas, Sancho vuelve a mostrar su sentimiento y lágrimas,lo que da pie al autor para hacer un juicio sobre él: Dos cosas deduce el autor acerca de Sancho, la una que tenía que ser «bien nacido», es decir tener limpieza de sangre, la otra, por «lo menos christiano viejo».

            En realidad el tema no era más que el de « limpieza de sangre» no dos , el otro tema que el mismo autor plantea cuando dice de Sancho que sería «al menos christiano viejo» no era un tema distinto, o se era cristiano nuevo, es decir converso de origen judío o morisco, o se era cristiano viejo y por lo tanto no afecto al Estatuto de limpieza de sangre, lo que ocurría es que ciertos cristianos, especialmente labradores, esgrimían, su condición de cristianos viejos como si eso supusiera ya en si mismo un linaje especial y cierta nobleza.

            Sancho va a esgrimir esta condición de cristiano viejo en varias ocasiones. (cf. Nº.91).

            Los Estatutos de Limpieza de Sangre aparecieron en España durante el siglo XV en forma aislada, pero, durante el siglo XVI, fueron puestos en vigencia sucesivamente por todas las congregaciones religiosas, militares y civiles.

            Podemos decir que son reglamentaciones que impedían, a los judíos conversos al cristianismo y a sus descendientes, ocupar puestos y cargos en diversas instituciones, que pueden ser de carácter religioso, universitario, militar, civil o gremial.

            Tiempo más tarde los Estatutos se extendieron a los moriscos y luego también a los protestantes y a los procesados por la Inquisición.

            En general surgen en instituciones religiosas o universitarias, como estatutos particulares de dicha orden o universidad. No responden a una ley o disposición general, es más, al comienzo los reyes y el papado se opusieron a los Estatutos. Fue con el correr del tiempo y de los acontecimientos, que la Iglesia Española los adoptó y los reyes dictaron leyes al respecto. (Cf. Sicroff, A. A. (1985, tesis de 1955): Los Estatutos de Limpieza de Sangre. Controversias entre los siglos XV y XVII, Taurus, Madrid).

    ESTATUA DE DULCINEA EN MADRID. F. Coullaut-Valera .

        Don Quijote vuelve a encomendarse a Dulcinea aunque ahora lo hace también a Dios pero de acuerdo a lo que dictan las leyes de caballería: primero a la dama, luego a Dios (cf. Nº18). Por eso este pasaje fue cesurado por la Inquisición portuguesa en 1624.

            Dispuesto Don Quijote a afrontar su aventura descubren la causa del ruido que no es otra cosa que el producido por el agua y el golpear de unos batanes .

            El batán era un instrumento utilizado en la elaboración de telas y cueros. Consistente en unos gruesos mazos de madera cubiertos de cuero con que se golpeaban las telas o pieles, sobre las cuales se echa un polvo, que es el que da nombre al instrumento, los artilugios se movían por la fuerza del agua encauzada desde algún río o lago.

            La naturaleza de la aventura muestra ahora la sorna del autor en los epítetos utilizados al dar nombre al capítulo: «De la jamas vista ni oída aventura», pues en realidad no huvo ninguna, «que con más poco peligro fué acabada», con ningún peligro.

            Lo que si vemos que huvo, fue la risa y burla de Sancho con su amo, en cuyo contexto han aparecido las referidas alusiones religiosas.

            La primera que Don Quijote «se daba al diablo» indicando que su ira era diabólica como si el diablo lo tuviera poseído. Se deseperaba.

            La segunda, la dice Sancho parodiando lo que antes de saber de donde procedía el ruido dijo Don Quijote: «yo nací por querer el cielo en esta nuestra edad de hierro para resucitar en ella la dorada ó de oro…» expresando tener una misión divina, varias veces reiterada por Don Quijote y oida por Sancho, por lo que ya debería sabérsela de memoria.

            La tercera es de Sancho: «por Dios que me burlo» es una exclamación en la que se pone a Dios por testigo de que no se está burlando de él.

           La cuarta: también de Sancho, «así Dios le saque de todas las aventuras» expresando su deseo que todas sus aventuras tuvieran el mismo final que ésta.

            La quinta también igualmente del escudero que atribuye a Dios, y por eso le da gracias, el haber concurrido con él a que fallara D. Quijote con el lanzón.

          Además de estas alusiones se tocan ciertos puntos de doctrina moral con palabras asi como de las conductas de los personajes.

 RELACIONES ENTRE AMOS Y CRIADOS.

           Primero el respeto que los criados deben tener a los amos: «Siervos sed sujetos con todo temor a vuestros amos, no sólo a los buenos y humanos, sino también a los rigurosos. Porque esto es agradable a Dios». (cf. 1ª Pedro , 2,18-19).

            Don Quijote no olvida que la doctrina del respeto de los «mozos» a sus amos incluye también el respeto y el cuidado de los amos a sus criados como si fueran hijos y entre ellos la paga del salario. Se lo recuerda Sancho y le pregunta cuánto, según las leyes de caballería ,ganaba un escudero y si se concertaban por meses o por días.

            En otra ocasión volverá Sancho a plantearle a Don Quijote el tema del salario y su deseo de trabajar a jornal.

            Don Quijote le informa de que no le consta de que jamás los escuderos estuvieron a sueldo, pero que él ya había dejado esto solucionado «en el testamento cerrado» que tenía hecho, dándole para ello una razón expresamente religiosa: «no querria que por pocas cosas, penase mi ánima en el otro mundo».

NO SE HA DE BURLAR EL HOMBRE CON SU ALMA

Varias veces hemos aludido a la reiteración del tema de la salvación, en el Quijote, que además es tratado por el autor de forma sería, como dice Alonso Quixano en su lecho de muerte:«no se ha de burlar el hombre con el alma». (cf. Nº.192).

 QUIZÁS TAMBIÉN LE INTERESE DEL BLOG: LA VIRGEN SANTA MARIA EN EL QUIJOTE.

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CAPITULO XIX. DELAS DISCRETAS RAZONES QUE SANCHO PASABA CON SU AMO Y DE LA AVENTURA QUE LE SUCEDIÓ CON UN CUERPO MUERTO, CON OTROS ACONTECIMIENTOS FAMOSOS.

10 Sábado Ene 2015

Posted by quijotediscipulo in 22. Cap. XIX El furibundo ataque del Caballero de la triste figura a los clérigos.

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Argamasilla de Alba, órdenes sagradas, D. Quijote y los pueblos de la Mancha, Dios en el Quijote, el Campo de Montiel, el diablo en el quijote, el islan en el quijote, el siglo de oro español, la aventura americana de España, La clase clerical, la mancha de d. Quijote, la Virgen santa María en el Quijote, los religiosos en la Amèrica hispana, los vascos en la época de Carlos V, Miguelturra, sierra morena, temas religiosos en el Quijote

CAPITULO XIX. DELAS DISCRETAS RAZONES QUE SANCHO PASABA CON SU AMO Y DE LA AVENTURA QUE LE SUCEDIÓ CON UN CUERPO MUERTO, CON OTROS ACONTECIMIENTOS FAMOSOS.

 1.-NÚMERO 27.

2.-LOCALIZACIÓN Cap. 19, Parte I pag.156. T. I

3.-TEXTO.

4.-COMENTARIO.

 

 3.-TEXTO.

            «Paréceme , señor mio,que todas estas desventuras que estos dias nos han sucedido,sin duda alguna han sido pena del pecado cometido por vuestra merced contra la órden de caballería, no habiendo cumplido el juramento que hizo de no comer pan á manteles ni con la Reyna folgar, con todo aquello que á esto sigue, y vuestra merced juró cumplir, hasta quitar aquel almete de Malandrino ó como se llama el moro, que no me acuerdo bien.

            Tienes mucha razón, Sancho...pero yo haré la enmienda que modos hay de composición en la orden de la caballería para todo.

            «En estas y otras pláticas les tomó la noche en mitad del camino, sin tener ni descubrir donde aquella noche se recogiesen…Yendo pues desta manera, la noche escura, el escudero hambriento, y el amo con gana de comer, viéron que por el mesmo camino que iban venian hácia ellos gran multitud de lumbres, que no parecian sino estrellas que se movian…á cuya vista Sancho comenzó á temblar como un azogado, y los cabellos de la cabeza se le erizaron á Don Quixote, el qual animándose un poco dixo: esta sin duda, Sancho, debe de ser grandísima y peligrosísima aventura…

            Con todo eso, te ruego, Sancho que tengas buen animo, que la experiencia te dará á entender el que yo tengo.Sí tendrá, si á Dios place, respondió Sancho, y apartándose los dos á un lado del camino…

ECHANDO EL ALTO A LOS ENCAMISADOS

           De allí á muy poco descubrieron muchos encamisados, cuya temerosa visión de todo punto remató el ánimo de Sancho Panza…porque descubrieron hasta veinte encamisados, todos á caballo, con su hachas encendidas en las manos, detras de los quales venia una litera cubierta de luto, á la qual seguian de á caballo enlutados hasta los pies de las mulas...

            Don Quixote quando los vió cerca alzó la voz y dixo: deteneos, caballeros, quien quiera que seais, y dadme cuenta de quien sois, de donde venis, adonde vais, que es lo que en aquellas andas llevais…

            Vamos de priesa, respondió uno de los encamisados, y está la venta lexos…y picando la mula pasó delante.

            Sintióse desta respuesta grandemente Don Quixote, y trabando el freno dixo: deteneos , y sed mas bien criado…

A PUNTO DE ARREMETER A PERO LÓPEZ.

          Era la mula asombradiza, y al tomarla del freno se espantó de manera que alzándose en los pies dió con su dueño por las ancas en el suelo. Un mozo que iba á pie viendo caer el encamisado, comenzó á denostar á Don Quixote, el qual ya encolerizado, sin esperar mas, enristrando su lanzón arremetió á uno de los enlutados, y mal ferido dió con él en tierra, y revolviéndose por los demas, era cosa de ver con la presteza que los acometia y desbarataba...

            Todos los encamisados era gente medrosa y sin armas,...y comenzaron á correr por aquel campo con las hachas encendidas…

             Los enlutados asimismo revueltos y envueltos en sus faldamentos y lobas, no se podían mover, así que muy á su salvo Don Quixote los apaleó á todos, y les hizo dexar el sitio mal de su grado, porque todos pensaron que aquel no era hombre sino diablo del infierno que les salía á quitar el cuerpo muerto que en la litera llevaban...

 DESPUÉS DE ARREMETER    AL POBRE Y MEDROSO PERO LÓPEZ

                 Estaba un hacha ardiendo en el suelo junto al primero que derribó la mula , á cuya luz le pudo ver Don Quijote, y llegándose á él le puso la punta del lanzón en el rostro diciéndole que se rindiese sino que lo mataría, á lo qual respondió el caido : harto rendido estoy…, si es caballero christiano , que no me mate, que cometerá un gran sacrilegio, que soy Licenciado y tengo las primeras órdenes.

            ¿ Pues quien diablos os ha traido aquí , siendo hombre de la Iglesia? ¿ Quien , señor? replicó el caido, mi desventura.

            Pues mayor os amenaza , dixo Don quixote, sino me satisfacéis á todo quanto primero os pregunté.

            Con facilidad será vuestra merced satisfecho, respondió el Licenciado, y así sabrá vuestra merced.. llámome Alonso López, soy natural de Alcovendas, vengo de la ciudad de Baeza con otros once Sacerdotes, que son los que huyeron con las hachas, vamos á la ciudad de Segovia, acompañando un cuerpo muerto que va en aquella litera, que es de un caballero que murió en Baeza...

            ¿ Y quien le mató? preguntó Don Quixote. Dios, por medio de un as calenturas pestilentes que le dieron, respondió el Bachiller. Desa suerte, dixo Don Quixote, quitado me ha nuestro Señor del trabajo que había de tomar en vengar su muerte si otro alguno le hubiera muerto... y quiero que sepa Vuestra Reverencia, que yo soy un caballero de la Mancha, llamado Don Quixote, y es mi oficio y exercicio andar por el mundo enderezando tuertos y desfaciendo agravios.

            No sé como pueda ser eso de enderezar tuertos, dixo el Bachiller, pues á mí de derecho me habeis vuelto tuerto….

            No todas las cosas, respondió Don Quixote, suceden de un mismo modo: el daño estuvo Señor Bachiller Alonso Lopez, en venir como veniades de noche, vestidos con aquellas sobrepellices con las hacha encendidas…que propiamente semejábades cosa mala del otro mundo, y así no pude dexar de cumplir con mi obligación acometiéndoos , y os acometiera , aunque verdaderamente supiera que érades los mesmos Satanases del infierno, que por tales os juzgué y tuve siempre.    

           Ya que así lo ha querido mi suerte , dixo el Bachiller, suplico á vuestra merced, señor caballero andante, que tan mala andanza me ha dado, me ayude á salir de debaxo de esta mula, que me tiene tomada una pierna en el estribo y la silla.

            Hablara yo hasta mañana, dixo Don Quixote ¿y hasta quando aguardábades á decirme vuestro afan?…y poniéndole encima della, le dió la hacha, y Don Quixote le dixo que siguiese á derrota de sus compañeros, á quien de su parte pidiese perdón del agravio, que no había sido en su mano dexar de haberle hecho.

  EL CABALLERO DE LA TRISTE FIGURA.

          Díxole también Sancho: si acaso quisieren saber esos señores quien ha sido el valeroso que tales les puso, diráles vuestra merced, que es el famoso Don Quixote de la Mancha, que por otro nombre se llama el Caballero de la Triste Figura.  

         Rióse Don Quixote del donayre de Sancho, pero con todo propuso de llamarse de aquel nombre, en pudiendo pintar su escudo ó rodela, como habia imaginado.y díxole: y entiendo , Sancho, que quedo descomulgado por haber puesto las manos violentamente en cosa sagrada: Juxta illud: si quis suadente diabolo etc., aunque sé bien que no puse las manos, sino este lanzón, quanto mas que yo no pensé que ofendía á sacerdotes, ni á cosas de la Iglesia, á quien respeto y adoro, como católico y fiel christiano que soy, sino á fantasmas y vestiglos del otro mundo, y quando eso así fuese, en la memoria tengo lo que pasó al Cid, Rui Diaz quando quebró la silla del Embaxador de aquel Rey delante de su Santidad el Papa, por lo qual lo descomulgó, y anduvo aquel dia el buen Rodrigo de Vivar como muy honrado y valiente caballero…

            En oyendo esto el Bachiller se fué, como queda dicho, sin replicarle palabra .      

           Quisiera Don Quixote mirar si el cuerpo que venia en la litera eran huesos ó no, pero no lo consintió Sancho.diciéndole: señor,vuestra merced ha acabado esta peligrosa aventura lo más á su salvo de todas las que yo he visto: esta gente, aunque vencida y desbaratada, podría ser que cayese en la cuenta de que los venció una sola persona, y corridos y avergonzados desto volviésen á rehacerse y á buscarnos…y antecogiendo su asno, rogó á su señor que le siguiese, el qual pareciéndole que Sancho tenía razón, sin volverle á replicar le siguió.

 SANCHO DISPUESTO A ABRIR LA FIAMBRERA DE LOS QUE POCAS VECES SE DEXAN PASAR MAL.

           Y á poco trecho se hallaron en un espacioso y escondido valle, donde se apearon y Sancho alivió el jumento, y tendidos sobre la verde yerba, con la salsa de su hambre , comieron, merendáron, y cenáron á un mesmo punto, satisfaciendo sus estómagos con más de una fiambrera que los señores clérigos del difunto ( que pocas veces se dexan mal pasar) en la acémila de su repuesto traían, mas sucedióles otra desgracia, que Sancho la tuvo por la peor de todas, y fué que no tenian vino que beber, ni agua que llevar á la boca, y acosados de la sed, dixo Sancho, viendo que el prado donde estaban estaba colmado de verde y menuda yerba, lo que se dirá en el siguiente capítulo».

CAMPESINA , SIN MANTELES. VAN GOGH

 4.-COMENTARIO.

           «No comer pan a manteles ni con la Reyna folgar…». Son los mismos versos del Marqués de Mantua.(cf. Nº. 14). El juramento de comer a manteles no lo ha roto D. Quijote pues ha estado comiendo con los cabreros, si «folgar con la Reyna», referida a la hija del ventero, con la que de pensamiento y deseo folgó. (cf. Nº.23).

            Lo más interesante es que D. Quijote vuelve otra vez a no guardar las leyes de caballería, pensando, en que «yo haré la enmienda que modos hay de composición en la orden de caballería para todo».

            Puede entenderse como una alusión irónica a las composiciones y arreglos que hay para todo en la Iglesia, por ejemplo la bula por la que se dispensa del ayuno y la abstinencia, la facilidad de obtener el perdón por el Sacramento de la Penitencia, cartas de excomunión,maneras de arreglar eclesiásticamente el perjurio que había cometido y que lo convertía en reo de excomunión.

            La Iglesia concedía, incluso ad cautelam, unas bulas llamadas de composición, y sobre todo el tema de las indulgencias que sería el detonante de la reforma luterana, de la que Cervantes fue coetáneo y testigo.

COMO SI SE HUBIERA ARREMETIDO CONTRA LA TORRE DE PISA.

            Es la segunda vez que D. Quijote ataca a gente de Iglesia, y saliendo victorioso, además lo hace como si estuviera poseído por el diablo. También en la primera llama a los frailes de san Benito «gente endiablada» (cf. Nº11).

            El suceso manifiesta una intención del autor, como mínimo, ambigua y calculada. Si es que no se quiere interpretar como un ataque directo a la institución eclesiástica como sugiere la frase: «érades los mesmos Satanases del infierno, que por tales os juzgué y tuve siempre».

            Ya se indicó en otro lugar (cf. Nº 28) cómo la Inquisición portuguesa mandó cambiar la expresión «ensabanados» de la edición portuguesa por clérigos. Aquí los llama «encamisados».

            Los soldados, en los ataques nocturnos, se ponían las camisas sobre las corazas para verse en la oscuridad de la noche y diferenciarse de los enemigos. Sin embargo el narrador los califica como «gente medrosa y sin armas».

  ENLUTADO EN SU SOTANA DE FLORENCIA.

          Además de los «encamisados» vienen otros «enlutados»; echando cuentas vendrían veinte encamisados que serían clérigos ordenados todos de órdenes menores y once sacerdotes, ordenados de órdenes mayores.

            Todos eran clérigos, pues al estado clerical se accedía por la recepción de la tonsura, previa a la recepción de cualquier orden, bien menor o mayor. Además venían otros mozos y criados que no serían clérigos.

            Quien informa a D. Quijote es un «encamisado» que dice ser licenciado pero que había recibido las primeras órdenes, es decir las órdenes menores, que eran cuatro: lectorado, acolitado, hostiariado y exorcistado, estas órdenes les permitien ejercer respectivamente los siguientes ministerios: leer la palabra de Dios en las celebraciones litúrgicas, ayudar como acólitos en las mismas celebraciones, abrir y cerrar las puertas del templo, y hacer el rito del exorcismo.

            Las órdenes mayores eran tres: subdiaconado, diaconado y presbiterado.Aunque el que informa dice ser licenciado, era en realidad bachiller, el grado universitario más bajo, le seguían los de licenciado, maestro y doctor.

SIN MÁS PALABRAS.

            El bachiller le dice «si es caballero christiano, que no me mate, que cometerá un gran sacrilegio, que soy Licenciado y tengo las primeras órdenes». El derecho canónico condenaba con pena de excomunión a quien maltrase a un clérigo, D. Quijote parece no darle mucha importancia , y sigue preguntándole, quien ha sido el causante de la muerte del difunto, dispuesto a vengar su muerte.

            Justifica su acción diciendo que todo lo que ha hecho ha sido impulsado por su oficio.

            Aunque se excusa y dice creer « érades los mesmos Satanases del infierno, que por tales os juzgué y tuve siempre».

            «Don Quixote le dixo que siguiese á derrota de sus compañeros,á quien de su parte pidiese perdón del agravio, que no había sido en su mano dexar de haberle hecho».

            En esta acción Sancho le cambia el nombre por el de Caballero de la Triste Figura. D. Quijote le pregunta el porqué y Sancho se lo explica recurriendo al aspecto que presenta (cf. pág 62-63)

            El nombre está tomado de Don Clarián Lándanis. (Así Unamuno, Rodriguez Marín, Iriarte, etc.).

            Es posible que Sancho cambie en este caso el nombre de Don Quijote en el del Caballero de la Triste Figura, llevado del temor a la excomunión en la que su amo puede haber incurrido ocultando de esta forma su nombre verdadero. Por cierto que la figura de Sancho va quedando ya mucho mejor perfilada.

  SI QUIS SUADENTE DIABOLO…

          El Decreto de excomunión dice: «Si quis suadente diabolo huius sacrilegi vitium vel crimenincurrerit, quod in clericum vel monachum violenter manus iniecerit, anathematis vinculo subiaceat». (Decretum aureum Domini Gratiani, XVII, 4). La tradución del Decreto dice así: «Si alguien persuadido por el diablo incurriera en el vicio o crimen sacrílego, poniendo violentamente las manos en un clérigo o monje,sea anatematizado»

            La mayoría de los editores modernos del Quijote, atribuye la cita del canon latino de excomunión, al Bachiller. El texto tal como aparece aquí, corresponde a la edición princeps que literalmente pone en boca de Don Quijote la cita del decreto tridentino.

            El texto corregido podría quedar así: «Olvidábaseme de decir que advierta vuestra merced que queda descomulgado por haber puesto las manos violentamente en cosa sagrada, iuxta illud, «Si quis suadente diabolo», etcétera. No entiendo ese latín, respondió don Quijote, «aunque sé bien que no puse las manos, sino este lanzón» etc.

            De cualquier forma el texto sigue teniendo la misma ambigua ironía que el anterior:

            Don Quijote afirma no haber puesto las manos sobre él, sino el lanzón, y se justifica apoyándose en la ignorancia de quienes eran los atacados, «quanto más que yo no pensé que ofendía á sacerdotes, ni á cosas de la Iglesia, á quien respeto y adoro, como católico y fiel christiano que soy», confesión expresa de católico cristiano no exenta tampoco de ironía, pues la Iglesia no es objeto de adoración.

            Y sigue diciendo, y aunque así fuese, que hubiere atacado sabiéndolo, a la Iglesia, no habría tenido mayor importancia, como no la tuvo la excomunión que sobre el Cid lanzó el Papa, (Es el argumento del romance del Cid: A concilio dentro en Roma).

  ESTATUA DEL CID .

          No debe extrañar tal cita por Cervantes de un Romance como el del Cid, pues según Menéndez Pelayo el origen del Quijote está en los Romances. A este respecto puede verse el artículo de Julián Alonso Asenjo: Quijote y Romances. Uso y Funciones. Universitat de Valéncia. Según el cual en el Quijote hay setenta y cuatro citas, alusiones o reminicencias de romances tanto del Romancero Viejo como del Nuevo, en el Quijote.(cf. Menéndez Pidal R. 1920) «Un aspecto de la elaboración del Quijote» en Cervantes y Lope de Vega, Madrid, Espasa Calpe, Col. Austral, 1964,9-60 y también Avalle-Arce. J.B. ed. Don Quijote de la Mancha, Madrid, Alhambra, 1983).

            Finalmente Sancho no deja de advertir que esta aventura es de la que mejor han salido parados, además de haber acumulado más de una fiambrera de los clérigos, que remata un (que pocas veces se dexan mal pasar).

QUIZÁS TAMBIÉN LE INTERESE DEL BLOG: EL COMENTARIO AL PRÓLOGO DE LA PRIMERA PARTE.

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Categorías

  • 01.- CAPÍTULOS DE LA PRIMERA PARTE.
  • 02.-Reseña biográfica de D. Miguel de Cervantes.
  • 03.- Prólogo de la primera parte.
  • 04.- Cap. I. Sobre la condición del Hidalgo.
  • 05.- Cap. II. La primera salida de D. Quijote de su tierra.
  • 06.-Cap. III. Donde secuenta como D. Quixote fue armado caballero.
  • 07.-Cap. IV. Don Quixote lleva a cabo su primer hazaña.
  • 08.- Cap. V. El Hidalgo apaleado es recogido por su vecino Pero López.
  • 09.-Cap. VI. El grande y donoso escrutinio de la biblioteca del Hidalgo.
  • 10.Cap. VII. La Segunda salida del Hidalgo.
  • 11. Cap. VIII. La espantable aventura de los Molinos de Viento.
  • 12.- Cap. IX. Donde se concluye la estupenda batalla entre D. Quixote y el Vizcaino.
  • 13.- Cap. X. Una interesante conversación del Hidalgo con su Escudero.
  • 14.- Cap. XI. Don Quixote y Sancho con los cabreros.
  • 15.-Cap. XII. Historia de Crisóstomo y Marcela.
  • 16.-Cap. XIII. Vivaldo y el sepelio del pastor muerto por amor.
  • 17.- Cap. XIV. La maravillosa aparición y las palabras de Marcela.
  • 18.- Cap. XV. La desgraciada aventura de los desalmados yangüeses.
  • 19.-Cap. XVI. Lo que sucedió a D. Quijote y Sancho con Maritormes y el arriero en la venta
  • 20.-Cap. XVII. Don Quixote toma el Bálsamo santísimo y Sancho es manteado en la posada.
  • 21.-Cap. XVIII. Don Quixote ataca a un rebaño de ovejas creyendo que son guerreros.
  • 22. Cap. XIX El furibundo ataque del Caballero de la triste figura a los clérigos.
  • 23.-Cap. XX. La nunca vista aventura de los batanes.
  • 24.-Cap. XXI.- De la rica ganancia del yelmo de Mambrino.
  • 25.-Cap. XXII. De la libertad que dio d. Quixote a unos condenados a galeras.
  • 26.-Cap. XXIII. D. Quixote y Sancho camino de Sierra Morena.
  • 27.- Cap. XXIV. Encuentro entre D. Quixote y Cardenio.
  • 28.- Cap. XXV. De la inaudita penitencia de D. Quixote en Sierra Morena.
  • 29.-Cap. XXVI. Sancho camino del Toboso con una carta para Dulcinea.
  • 30.-Cap.XXVII. Donde se prosigue con la historia de Cardenio y Luscinda.
  • 31.- Cap. XXVIII. El hallazgo de Dorotea.
  • 32.-Cap.XIX.De cómo el Cura y el Berbero lograron sacar al Hidalgo de Sierra. Morena.
  • 33.- Cap. XXX. El ingenio de Dorotea contando su historia como Princesa.
  • 34.- Cap.XXXI. Sobre la imagen de Dulcinea en Don Quijote y en Sancho.
  • 35.- Cap. XXXII. De nuevo en la venta de Maritormes.
  • 36.- Cap. XXXIII. La novela del Curioso impertinente.
  • 37.- Cap. XXXIV. Sigue la novela del Curioso impertinente.
  • 38.-Cap. XXXV. Entre el final de la novela y la aventura de los cueros de vino
  • 39.- Cap. XXXVI. Remate de las penas de Dorotea y Luscinda.
  • 40. Cap. XXXVII. Entra en escena la historia del Cautivo y la Mora.
  • 41. Cap XXXVIII. Discurso de D. Quixote sobre las armas y las letras.
  • 42.- Cap. XXXIX. Donde el Cautivo cuenta su vida.
  • 43.-Cap. XL. Donde se continua la Historia del Cautivo.
  • 44.- Cap. XLI. Donde todavía sigue el Cautivo su suceso.
  • 45.- Cap. XLII. De otras muchas cosas dignas de saberse ocurridas en la Venta.
  • 46.-Cap. 43. Inicio de la Historia del amor de Clara y el mozo de mulas.
  • 47.-Cap. 44.-Donde siguen los asombrosos sucesos de la venta.
  • 47.bis. Cap. 45. Donde se acaba de aclarar el problema del Yelmo de Mambrino.
  • 48.- Cap. 46. Don Quijote es enjaulado.
  • 49.-Cap. 47.-Del extraño modo como fue encantado D. Quixote.
  • 50.-Cap. 48.-Don Quixote enjaulado camino de su Lugar.
  • 51.- Cap. 49. Don Quixote desenjaulado habla con el Canónigo.
  • 52.- Cap.50. La charla del Canónigo y D. Quixote sobre la verdad de los Libros de Caballería.
  • 53.-Cap. 51.Que trata de la interesante historia que contó el cabrero.
  • 54.-Cap. 52. Donde da fin la primera parte de esta historia.
  • CAPÍTULOS DE LA SEGUNDA PARTE DEL QUIJOTE.
    • 01. Prólogo de la segunda parte del quijote.
    • 02.-Cap. 1º. Don Quixote planea una nueva salida.
    • 03. Capítulo 2º.-La pendencia que tuvo Sancho con el Ama y la Sobrina del caballero.
    • 04.- Cap. 3º.- Un ridículo razonamiento a tres bandas.
    • 05.- Cap. 4º. Preparando la nueva salida.
    • 06.-Cap. 5º. La discreta y graciosa plática entre Sancho Panza y Teresa su muger.
    • 07.- Cap. 6º.De lo que pasó a D. Quijote con la sobrina y el ama.
    • 08.-Cap.7.-De lo que pasó entre D. Quixote y su escudero con otros sucesos.
    • 09.-Cap. 8. Hablando de camino a ver a Dulcinea.
    • 10. Cap. 9. D. Quijote y Sancho llegan al Toboso.
    • 11.-Cap.10. Sancho presenta a D. Quijote a Dulcinea como una labradora .
    • 12.- Cap. 11. La aventura de las Cortes de la Muerte.
    • 13.-Cap. 12. Preparando el camino al Caballero de los Espejos.
    • 14.-Cap. 13. El interesante coloquio de los dos escuderos: el del Bosque y Sancho.
    • 15.-CAP. 14. La gran victoria de D. Quixote sobre el Caballero del Bosque
    • 16.-Cap. 15. El Caballero de los Espejos se marcha hasta otra ocasión.
    • 17.-Cap. 16.El encuentro de D. Quixote con el Caballero del verde gabán.
    • 18.-Cap. 17. La feliz y acabada aventura de los leones.
    • 19.-Cap. 18. De lo que sucedió a D. Quijote en la casa del Caballero del verde gabán.
    • 20.- Cap. 19.Donde se cuenta la aventura del pastor enamorado.
    • 21.- Cap. 20. Donde se cuenta el comienzo de las bodas de Camacho.
    • 22.-Cap. 21 Donde se da remate a las Bodas de Camacho-
    • 23.-Cap. 22.Donde se da cuenta de la gran aventura de la Cueva de Montesinos.
    • 24.Cap. 23. Donde d. Quijote cuenta lo que vio en la cueva de Montesinos.
    • 25.- Cap.24. D. Quijote y Sancho de camino desde la ermita a la venta.
    • 26.-Cap 25. El inicio del episodio del rebuzno y del retablo de Maese Pedro.
    • 27. Cap.26 El Retablo de Maese Pedro y su trágico final.
    • 28.-Cap. 27. La aventura del rebuzno y sus consecuencias.
    • 29.-Cap. 28. Hablando de salarios.
    • 30.- Cap.29. La aventura del barco encantado.
    • 31.- Cap. 30- El encuentro con la bella cazadora.
    • 32.-Cap. 31. Los Duques empiezan con sus burlas.
    • 33.-Cap. 32. La azogada respuesta de D. Quixote al eclesiástico.
    • 34.-Cap. 33. De la sabrosa plática de Sancho con la Duquesa.
    • 35.-Cap 34. Que comienza a tratar de cómo desencantar a Dulcinea y más.
    • 36.-Cap. 35. Sancho el responsable del desencanto de Dulcinea.
    • 37.-Cap. 36. La jamás imaginada aventura de la Dueña Dolorida.
    • 38.-Cap. 37.-Sancho opina sobre las Dueñas
    • 39.-Cap.38. Donde se da cuenta de la mala amdanza de la Dueña Dolorida.
    • 40.-Cap. 39.Donde la Trifaldi continúa con su estupenda historia.
    • 41.- Cap.40.De cosas que atañen a esta aventura.
    • 42.-Cap. 41.-La venida de Clavileño y el final de esta aventura.
    • 43. Cap. 42. Los consejos 1ºs de D. Quijote a Sancho a punto de entrar en el gobierno de la Ínsula.
    • 44.-Cap. 43. Los consejos segundos de D. Quijote a Sancho.
    • 45.- Cap.44. Còmo Sancho Panza fue llevado al gobierno de la Insula.
    • 46.- Cap. 45.- De cómo Sancho tomó posesión de la Ínsula.
    • 47.- Cap. 46.-Del espantoso sucero cencerril y gatuno.
    • 48.-Cap. 47.- De cómo empezó Sancho su gobernación.
    • 49.-Cap.48.- D. Quijotee y la Dueña Rodriguez.
    • 50.-Cap.49.- De lo que sucedió a Sancho Gobernador rondado la Insula.
    • 51.-Cap. 50.-La Duquesa escribe a Teresa mujer de Sancho
    • 52.- Cap. 51. D. Quijote alaba el buen gobierno de Sancho su escudero.
    • 53.-Cap. 52.-La segunda aventura de la Dueña dolorida y otros sucesos llamativos.
    • 54.-Cap. 53.- Del fatigado fin y remate del gobierno de Sancho Panza.
    • 55.-Cap. 54.-El morisco Ricote y su encuentro con Sancho Panza.
    • 56.-Cap. 55.-El desgraciado remate del gobierno de Sancho.
    • 57.-Cap. 56. La descomunal batalla de D. Quijote con Tosilos.
    • 58.-Cap. 57.- Don Quijote y Sancho se despiden del duque.
    • 59.- Cap. 58.- Un capítulo en el que menudean las aventuras.
    • 60.- Cap. 59.- Un suceso ocurrido a D. Quijote que se puede llamar aventura.
    • 61.-CAP. 60. De la que sucedió a D. Quixote yendo a Barcelona.
    • 62.- Cap. 61.-De lo que sucedió a Don Quijote a su llegada a Barcelona.
    • 63.-Cap.62.-Que trata de la Cabeza encantada y otras niñerias que pueden dexar de contarse.
    • 64.-Cap.63.-Lo que le avino a Sancho en su visita a galeras y la aventura de la bella morisca.
    • 65.-Cap. 64.-El duelo entre D. Quijote y el Caballero de la Blanca Luna.
    • 66.-Cap.65.Donde se cuenta quien era el Caballero de la Blanca Luna y otros sucesos interesantes
    • 67.-Cap- 66.-La vuelta a casa del derrotado caballero.
    • 68.-Cap-67.-La determinación del Hidalgo de convertirse en pastor.
    • 69.-Cap. 68.- De la cerdosa aventura que le aconteció a D. Quixote.
    • 70. Cap.69. Una nueva traza de los condes y Altisidora muerta.
    • 71.-Cap. 70.- Que sigue al 69 con cosas dignas de leerse.
    • 72.-Cap.71.- De lo que sucedió a Don Quixote y Sancho de camino a su Lugar.
    • 73.-Cap. 72.- De cómo D. Quixote y Sancho llegaron a su aldea.
    • 74.-73.- Cap.73.-De los Agueros que tuvo D. Quixote al llegar a su aldea.
    • 75.-Cap.74.-De como Don Quixote cayó malo
    • y del testamento que hizo
    • y su muerte.
  • ESTUDIO DE ALGUNOS TEMAS RELIGIOSOS EN EL QUIJOTE
    • 01.-Matrimonio y familia en el Quijote.
    • 02.-La mujer en los textos del Quijote.
    • 03.-La Clase clerical en la 1ª Parte del Quijote.
    • 04.- La clase Clerical en la 2ª Parte del Quijote.
    • 04.-Bis.- El Cura del Lugar en el Quijote.
    • 05.- La Virgen Santa María en el Quijote.
    • 06.- El poder de la Iglesia: con la Iglesia hemos topao
    • 07. La Inquisición española en el Quijote.
    • 08.- La expulsión de los moriscos españoles en el Quijote.
    • 10. BIS. La Santidad Cristiana en el Quijote.
    • 10.- Santos Caballeros Andantes según d. Quijote
    • 11.- El Islán en el Quijote.
    • 12.-La religiosidad de Sancho.
    • 13.- Citas del Antiguo Testamento en el Quijote.
    • 14.- Citas del Nuevo Testamento en el Quijote.
    • 15.-La Salvación y el sentido de esta vida para D. Quijote y Sancho su escudero
    • 16.- Sobre la necesidad e inevitabilidad de la guerra en el Quijote.
    • 17.- Cinco Temas objeto de estudio al hilo de la narración del Cautivo en el Cap. 40 del Quijote.
    • 18.- Algunos aspectos sobre la virginidad en el Quijote.
    • 19. Sobre la verdad y naturaleza del conocimiento humano
    • 20.- Los pecados capitales que se llaman mortales en el Quijote.
    • 21.- Aproximación al estudio de la ética en el Quijote.
    • 22.-La virtud de la Templanza en el Quijote
    • 23.- La amistad en el Quijote.
    • 24.- El Cielo según D. Quijote y Sancho su escudero.
    • 25.- El Sacramento del Bautismo en el Quijote.
    • 26.-La alegría en el Quijote.
    • 27.- San José María Escrivá de Balaguer y el Quijote
    • 28.- El tema de la muerte en el Quijote.
    • 30.-La Virtud del Agradecimiento en el Quijote.
    • 31.- La Justicia y Misericordia en el Quijote.
    • 32.- La oración en el Quijote. Textos comentados.
    • 32.-Los juramentos del Quijote.
    • 33.-Sobre el Más Allá en el Quijote.
    • 34.-El diablo en el Quijote.
    • 35.- Los caracteres de la orden religiosa que D. Quijote se propuso resucitar.
    • 36.-La religiosidad del caballero D. Quijote de la Mancha.
    • 37.-Sobre los vicios y pecados en el Quijote.
    • 38.-La cristiana muerte de D. Quijote.
    • 49.- La prostitución en el Quijote.
    • La situación de la ancianidad en el Quijotr
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