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Clases de amor que salen en el Quijote, el amor a Dios, el amor a Dios puro y desinteresado, el amor como conocimiento de Dios, el amor de Cardeni a Luscinda, el amor de Don Quijote a Dulcinea, el amor de los Don Juanes, el amor de Sancho Panza a su mujer Teresa Panza, el amor erótico, el amor instintivo, el amor matrimonial, el amor místico a Dios, el amor personal
EL VIRGINAL AMOR DE DON QUIJOTE A DULCINEA.
ALGUNOS ASPECTOS SOBRE LA VIRGINIDAD EN EL QUIJOTE.
Como venimos haciendo en estos temas, citamos un texto del Quijote que tenga relación con el tema planteado en el título y posteriormente lo comenzamos. Así lo haremos también en este , advirtiendo que los textos por estar tomados de un fcsimil de la obra original tiene diversa ortografia que el castellano actual.
Dicho esto comenzamos.
«SE FUERON TAN ENTERAS A LA SEPULTURA COMO LA MADRE QUE LAS HABÍA PARIDO.»
PRIMER TEXTO.
«Esta imaginacion me traia confuso y deseoso de saber real y verdaderamente toda la vida y milagros de nuestro famoso español Don Quixote de la Mancha, luz y espejo de la caballería manchega, y el primero que en nuestra edad, y en estos calamitosos tiempos se puso al trabajo y exercicio de las andantes armas, y al desfacer agravios, socorrer viudas, amparar doncellas , de aquellas que andaban con sus azotes y palafrenes, y con toda su virginidad á cuestas, de monte en monte y de valle en valle: que si no era que algun follon, ó algun villano de acha y capellina, ó algun descomunal gigante las forzaba, doncella hubo en los pasados tiempos, que al cabo de ochenta años, que en todos no durmió un dia debaxo de texado, se fué tan entera á la sepultura como la madre que la habia parido. ( Cap. 9.Part. I)
COMENTARIO AL TEXTO.
En la enumeración de las acciones de nuestro famoso español, ironiza con el que tenía por finalidad «amparar doncellas, de aquellas que andaban con sus azotes y palafrenes, y con toda su virginidad á cuestas, de monte en monte y de valle en valle…».
La ironía puede proceder, bien porque en el tiempo abundaban muchas vírgenes obligadas a serlo, o bien porque esta era excesivamente alabada, especialmente por determinados libros piadosos.
SEGUNDO TEXTO.
«Digo pues, señor mio de mi alma, dixo el cabrero, que en nuestra aldea hubo un labrador, el que se llamaba Guillermo, al qual dió Dios, amen de muchas y grandes riquezas, una hija de cuyo parto murió su madre…dexando a su hija, Marcela ( de nombre) muchacha y rica en poder de un tio suyo Sacerdote, y Beneficiado en nuestro Lugar.
Creció la niña con tanta belleza, que nos hacia acordar de la de su madre que la tuvo muy grande…nadie la miraba que no bendecía á Dios que tan hermosa la había criado…solicitando é importunando á su tio se la diese por muger.
Más él , que á las derechas es buen christiano…no quiso casarla sin su consentimiento, sin tener ojo á la ganancia y grangeria que le ofrecia el tener la hacienda de la moza, dilatando el casamiento.
Y en lo demas sabreis , que aunque el tio proponia á la sobrina, y le decía las cualidades de cada uno…que por muger la pedían…ella respondia sino que por entonces no quería casarse…y dexaba el tio de importunarla…
Y no se piense que porque Marcela se puso en aquella libertad y vida tan suelta, y de tan poco ó ningun recogimiento, que por eso daba indicio ni por semejas, que venga en menoscabo de su honestidad y recato; ántes es tanta y tal la vigilancia con que mira por su honra, que de quantos la sirven y solicitan, ninguno se ha alabado, ni con verdad se podrá alabar que le haya dado alguna pequeña esperanza de alcanzar su deseo.
Que puesto que no huye ni se esquiva de la compañía y conversación de los pastores, y los trata cortes y amigablemente , en llegando á descubrirle su intención qualquiera dellos , aunque sea tan justa y santa como la del matrimonio, los arroja de si como con un trabuco...( Cap. 12. Part. I.)
COMENTARIO.
El cabrero comienza a contar la historia de Marcela empezando por sus padres: hija de la mujer que murió de parto.
Para nuestro tema lo que nos interesa del texto es lo que se dice de Marcela con relación a su actitud ante el matrimonio : ella respondia sino que por entonces no quería casarse…y dexaba el tio de importunarla.
Se compagina en el texto, de forma claramente rebuscada, la vida libre y suelta de Marcela, con una vida honesta, pues el texto tiene interés en recalcar que tal género de vida no llevaba necesariamente a vivir deshonestamente, sino que era compatible con el recato y honra propia de la mujer en esa época..
Aunque el autor diga del matrimonio que es cosa «tan justa y santa», todo nos lleva a pensar que en el comportamiento de Marcela, Cervantes intenta mostrar que la mujer tiene otras formas de realización distintas al matrimonio o a la vida como religiosa en un convento o en los lugares de las recogidas o de encerramiento en su propio hogar como, por ejemplo, la que san Juan de Ávila inculcó a Sancha Carrillo, para la que probablemente escribió su Audi Fillia, a que hiciera de su hogar un monasterio.
En el siguiente texto veremos cual es esa otra distinta forma.
LA PASTORA MARCELA.
TERCER TEXTO.
«Bien les pareció á los que escuchado habían la canción de Grisóstomo, puesto que el que la leyó dixo que no le parecia que conformaba con la relación que él habia oido del recato y bondad de Marcela, porque en ella se quexaba Grisóstomo de zelos, sospechas, y de ausencia, todo en perjuicio del buen crédito y buena fama de Marcela: á lo que respondió Ambrosio…para que, señor, os satisfagais desa duda , es bien que sepais, que quando este desdichado escribió esta canción estaba ausente de Marcela, de quien se habia ausentado por su voluntad, por ver si usaba con él la ausencia de sus ordinarios fueros:..y con esto queda en su punto la verdad que la fama pregona de la bondad de Marcela…Así es la verdad , respondió Vivaldo, y queriendo leer otro papel de los que habia reservado del fuego,lo estorbó una maravillosa visión( que tal parecia ella) que improvisamente se les ofreció y fué que por cima de la peña donde se cavaba la sepultura pareció la pastora Marcela tan hermosa que pasaba á su fama su hermosura...
Mas apenas la hubo visto Ambrosio, quando con muestras de ánimo indignado le dixo: ¿ Vienes á ver por ventura, ó fiero basilisco destas montañas, si con tu presencia vierten sangre las heridas deste miserable á quien tu crueldad quitó la vida, ó vienes á ufanarte en las crueles hazañas de tu condición, ó á ver desde esa altura, como otro despiadado Nero el incendio de su abrasada Roma, ó á pisar arrogante este desdichado cadáver, como la ingrata hija al de su padre Tarquinio?
Dinos presto á que vienes...No vengo, ó Ambrosio, á ninguna cosa de las que has dicho, respondió Marcela, sino á volver por mí misma, y á dar a entender quan fuera de razón van todos aquellos que de sus penas y de la muerte de Grisóstomo me culpan: y así ruego á todos los que aquí estais me esteis atentos...
Hízome el cielo, segun vosotros decis, hermosa, y de tal manera, que sin ser poderosos á otra cosa, á que ameis os mueve mi hermosura, y por el amor que me mostrais, decis que aun quereis, que esté yo obligada á amaros.
Yo conozco con el natural entendimiento que Dios me ha dado que todo lo hermoso es amable; mas no alcanzo que por razon de ser amado, esté obligado lo que es amado por hermoso á amar á quien le ama: y mas, que podria acontecer que el amador de lo hermoso fuese feo, y siendo lo feo digno de ser aborrecido, cae muy mal el decir: quiérote por hermosa, hasme de amar aunque sea feo.
Pero puesto caso que corran igualmente las hermosuras, no por eso han de correr iguales los deseos, …y segun yo he oido decir, el verdadero amor no se divide, y ha de ser voluntario y no forzoso.
Siendo esto así, como yo creo que lo es ¿ porque quereis que rinda mi voluntad por fuerza obligada no mas de que decis que me quereis bien? Si no, decidme ¿ si como el cielo me hizo hermosa me hiciera fea, fuera justo que me quexara de vosotros porque no me amábades?
Quanto mas, que habeis de considerar, que yo no escogi la hermosura que tengo, que tal qual es, el cielo me la dio de gracia sin yo pedilla ni escogella: y así como la vívora no merece ser culpada por la ponzoña que tiene, puesto que con ella mata, por habérsela dado naturaleza, tampoco yo merezco ser reprendida por ser hermosa, que la hermosura en la mujer honesta es el fuego apartado, ó como la espada aguda, que ni él quema, ni ella corta á quien á ellos se acerca.
La honra y las virtudes son adornos del alma sin las cuales el cuerpo, aunque lo sea, no debe parecer hermoso: pues si la honestidad es una de las virtudes que al cuerpo y al alma más adornan y hermosean , ¿ por que la ha de perder la que es amada por hermosa, por corresponder á la intención de aquel que por solo su gusto con todas sus fuerzas é industrias procura la pierda?
Yo nací libre , y para poder vivir libre escogí la soledad de los campos: los árboles de estas montañas son mi compañia , las aguas claras de estos arroyos mis espejos con los árboles y con las aguas comunico mis pensamientos y hermosura.
Fuego soy apartado, y espada puesta léxos. A los que he enamorado con la vista he desengañado con palabras: y si los deseos se sustentan con esperanzas, no habiendo yo dado alguna á Grisóstomo ni á otro alguno, el fin de ninguno de ellos , bien se puede decir que ántes le mató su porfía que mi crueldad…
El cielo aun hasta ahora no ha querido que yo ame por destino, y el pensar que tengo de amar por elección es escusado…Si yo conservo mi limpieza con la compañia de los árboles ¿porque ha de querer que la pierda el que quiere que la tenga con los hombres?…
La conversación honesta de las zagalas de estas aldeas,y el cuidado de mis cabras me entretiene: tienen mis deseos por término estas montañas, y si de aquí salen , es a contemplar la hermosura del cielo, pasos con que camina el alma á su hermosura primera…
Y en diciendo esto, sin querer oir respuesta alguna, volvió las espaldas, y se entró por lo mas cerrado de un monte que allí cerca estaba, dexando admirados tanto de sus discreción como de su hermosura á todos los que allí estaban…
Lo qual visto por Don Quixote, pareciéndole que allí venia bien usas de su caballeria á las doncellas menesterosas, puesta la mano en el puño de su espada en altas é inteligibles voces en dixo: ninguna persona de qualquiera estado y condición que sea , se atreva á seguir á la hermosa Marcela, so pena de caer en la furiosa indignación mía.
Ella ha mostrado con claras y suficientes razones la poca ó ninguna culpa que ha tenido en la muerte de Crisóstomo…a cuya causa es justo que en lugar de ser seguida y perseguida, sea honrada y estimada de todos los buenos del mundo, pues muestra que en él ella es sola la que con tan honesta intención vive».( Cap. 14. Part. I).
4.-COMENTARIO.
El poema con que empieza el capítulo catorce , posiblemente fue escrito antes que el Quijote, aplicándose en éste, a la historia de Grisóstomo y Marcela. El poema, nos presenta una Marcela bien distinta a la que conocemos, descrita varias veces en los dos capítulos anteriores, por este motivo, Vivaldo, que es quien ha leído en alta voz el poema, afirma que no está de acuerdo con lo que de ella y de su honestidad y recato habia oído anteriormente. La misma Marcela va a terminar por darnos una nueva imagen de si misma.
Cervantes califica «de maravillosa visión» la aparición de Marcela, como antes había hablado de «maravilloso silencio» referido a la actitud de los acompañantes del cuerpo muerto de Grisóstomo. Podemos encontrar semejanzas con esta aparición en la Galatea, refiriéndose a la aparición de Caliope, VI,f.314 v y a la presentación de Gelasia en VI, f.361.
La frase « pasaba á su fama su hermosura» nos recuerda la de la Reina de Saba a Salomóncuando le dijo : «tu sabiduria supera tu fama». (1.Reyes 10,7).
«La frase que todo lo hermoso es amable» coincide con la idea escolástica de los transcendentales del ser entre los cuales se encuentra el «pulchrum» la belleza, algo que Marcela dice conocer por «la inteligencia que Dios le ha dado».
«El amor con amor se paga» tiene una amplia tradición en la ascética y mística cristiana aplicado al amor de Dios. Ya nos lo recuerda san Juan cuando nos dice que «no es que nosotros amemos a Dios sino que Él nos amó primero. (1ªJuan. 4,10), y san Pablo, «me amó y se entregó a la muerte por mí». (Gál. 2,20).
Precisamente la espiritualidad española del siglo XVI tan centrada en el amor consideraría una aberración no admitir tal principio, una buena muestra de ello nos la da san Juan de Ávila en su «Tratado sobre el Amor de Dios».
El aforismo «amor con amor se paga» fue también objeto de tratamiento en la literatura, en la Celestina XV, Melibea, habla de la obligación de corresponder al amor, también Petrarca en Rerum memorandum, III,11,52, pero Cervantes rechaza tal obligatoriedad en la Galatea, III, f. 164.
En el discurso de Marcela aparece la idea de que la honestidad y las virtudes son las que hacen a la mujer realmente hermosa y « completa» como persona, idea que aparece en la novela intercalada en el Quijote del Curioso Impertinente .
El discurso proclama la grandeza de la libertad, «Yo nací libre , y para poder vivir libre escogí la soledad de los campos:…», también de la mujer, que Marcela quiere conservar con la forma de vida que lleva.
Marcela defiende su libertad para vivir virgen, sin necesidad de irse a ningún monasterio ni vivir como «recogida», afirmando que no está dispuesta a perder esta libertad sólo porque se hayan enamorado de su hermosura.
En caso de que rechazase el matrimonio por considerar que éste le hacía perder su « honestidad» podría pensarse de que está valorando ésta más que el matrimonio, pero nótese que ella lo que no encuentra justificado es perder la libertad de vivir como ella elija, sólo porque alguien se sienta atraído por su belleza corporal.
El motivo religioso de la elección de Marcela, aparece claramente en la frase en la que afirma que la conversación con las pastoras, el contacto con la naturaleza «son pasos que encaminan al alma á su hermosura primera», aludiendo al estado de «naturaleza pura» en la que el hombre, según la doctrina católica, fue creado y que perdió por el pecado de los primeros padres. (cf. Génesis 3,23).
Desde el punto de vista literario puede estar recordando la Oda a la noche serena de fray Luis de León: «Morada de grandeza / templo de claridad y hermosura, / mi alma que a tu alteza / nació, ¿qué desventura / la tiene en esta cárcel, baja, escura? Obras, II, pp. 758-760.
Marcela después de su autodefensa desapareció dejando a todos admirados de su discreción y belleza.» Estas palabras nos traen a la mente el texto de (Judit, 10, 14). «Y después de escuchar sus palabras, viendo su rostro se quedaron todos estupefactos, admirando su belleza».
Don Quijote, tras la visión y el discurso de Marcela, se sintió afectado pensando que su defensa era algo que le atañía como caballero andante, siendo «la única que en el mundo vive con esta honesta intención.»
DULCINEA AHECHANDO EL TRIGO.
CUARTO TEXTO.
Mira Sancho, respondió Don Quixote, si el consejo que me das de que me case, es porque sea luego Rey en matando al gigante, y tenga cómodo para hacerte mercedes y darte lo prometido , hágote saber, que sin casarme podré cumplir tu deseo muy fácilmente porque yo sacaré de adahala, ántes de entrar en la batalla, que saliendo vencedor della, ya que no me case, me han de dar una parte del Reyno, para que la pueda dar á quien yo quisiere: y en dándomela ¿á quien quieres tú que la dé sino á ti?
Eso está claro respondió Sancho;…váyase á matar al gigante, y concluyamos este negocio, que por Dios que se me asienta que ha de ser de mucha honra y provecho.
Dígote Sancho, dixo Don Quixote, que estás en lo cierto…y avísote que no digas nada á nadie de lo que aquí hemos departido y tratado, que pues Dulcinea es tan recatada, que no quiere que se sepan sus pensamientos…
Pues si eso es así, dixo Sancho ¿cómo hace vuestra merced, que todos los que vence su brazo, se vayan á presentar ante mi Señora Dulcinea, siendo esto firma de su nombre , que la quiere bien, y que es su enamorado?…
¿Tú no ves, Sancho, que eso todo redunda en su mayor ensalzamiento? porque has de saber que en este nuestro estilo de caballería es gran honra tener una dama muchos caballeros andantes que la sirvan sin que se extiendan mas sus pensamientos que á servilla por solo ser ella quien es sin esperar otro premio de sus muchos y buenos deseos…
Con esa manera de amor , dixo Sancho, he oido yo predicarque se ha de amar á nuestro Señor por sí solo, sin que nos mueva esperanza de gloria, ó temor de pena, aunque yo le querría amar y servir por lo que pudiese. Válate el diablo por villano, dixo D. Quixote,¡y que de discreciones dices á las veces!, no parece sino que has estudiado. Pues a fe mía que no sé leer, respondió Sancho».( Cf. Cap. 31. Part. I.)
4.-COMENTARIO.
D.Quijote, en el texto, hace una descripción del amor que tiene a Dulcinea, propio del amor caballeresco Y que es en realidad un amor virginal propio de un religioso que pertenece a la órden de la caballeria: «porque has de saber que en este nuestro estilo de caballería es gran honra tener una dama muchos caballeros andantes que la sirvan sin que se extiendan mas sus pensamientos que á servilla por solo ser ella quien es sin esperar otro premio de sus muchos y buenos deseos…» y que Sancho ha identificado con el «amor puro a Dios» del que él ha oído predicar.
Cervantes en este punto ha recogido una de las características de la espiritualidad española del Siglo XVI para describir el amor de Don Quijote, restituyéndolo luego, por boca de Sancho, al amor de Dios del que tiene su origen.
Nuestros místicos plantean y hablan sobre la posibilidad de «un amor puro que ningún interese tiene».
SAN BERNARDO DE CLARAVAL. ZURBARÁN.
Es una espiritualidad que procede, entre otros, de san Bernardo y que se contrapone, por un lado, a la vía espiritual de Erasmo: éste defiende la transformación del hombe en Cristo, por la gnosis o estudio del Evangelio; por otro los escolásticos que proponen la vía del análisis intelectual; nuestros místicos la del amor, el amor puro: «Aunque no hubiera cielo yo te amara …»
También la via del conocimiento por amor.
Las obras básicas de esta espiritualidad son principalmente: Luz del alma, de Juan de Cazalla; Ley del amor, de Francisco de Osuna; Arte para servir a Dios, de Alonso de Madrid; Tratado del amor de Dios, de san Juan de Ávila; Arte de amar a Dios y al prójimo, del Beato Orozco; Meditaciones del amor de Dios, de Diego de Estella; Triunfo del amor de Dios, de Fray Juan de los Ángeles y otros.(cf.
Melquiades Andrés O.C. TII pag 163 s.s.).(cf. La Madre está tras la Sarga:La experiencia de Dios en San Juan de Avila. Esaú de María Díaz Ramírez. Madrid 1997).
La frase de Sancho: «aunque yo le querría amar y servir por lo que pudiese». Pudiera ser deJuan de Valdés. (cf. Alfabeto Cristiano).
Le ha llamado la atención a D. Quijote la discreción de Sancho, tanto que piensa merece la ayuda del diablo por villano e ignorante.
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elcuradellugar.