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ANTIGUA VACÍA DE BARBERO,
CAPITULO XXI . QUE TRATA DE LA ALTA AVENTURA Y RICA GANANCIA DEL YELMO DE MAMBRINO CON OTRAS COSAS SUCEDIDAS Á NUESTRO INVENCIBLE CABALLERO.
1.-NÚMERO. 30.
2.-LOCALIZACIÓN Cap.21 Parte I.Pág.182 a 187.T.I
3.-TEXTO.
4.-COMENTARIO.
CON EL YELMO DE MAMBRINO.
TEXTO.
«De allí á poco descubrió Don Quixote un hombre á caballo, que traia en la cabeza una cosa que relumbraba…y aun él apénas le hubo visto, quando se volvió á Sancho y le dixo: paréceme, Sancho, que no hay refran que no sea verdadero…especialmente aquel que dice, donde una puerta se cierra otras se abren, dígolo, porque si anoche nos cerró la ventura las puerta que buscábamos, ahora se nos abre de par en par otra para mejor y mas cierta aventura…digo esto porque si no me engaño hacia nosotros viene uno que trae en su cabeza puesto el yelmo de Mambrino sobre que yo hice juramento que sabes.
Mire vuestra merced bien lo que dice, y mejor lo que hace, dixo Sancho, que no querria que fuesen otros batanes que nos acabasen de batanar y aporrear el sentido.
Válate el diablo por hombre, replicó Don Quixote ¿ que va de yelmo a batánes?
No sé nada, mas á fé…Lo que yo veo y columbro, respondió Sancho, no es sino un hombre sobre un asno pardo como el mio, que trae sobre la cabeza una cosa que relumbra.
Pues ese es el yelmo de Mambrino, dixo Don Quixote, apartate á una parte, y déxame con él á solas...
Yo me tengo en cuidado el apartarme, replicó Sancho, más quiera Dios, tornó a decir, que orégano sea y no batanes.
Ya os he dicho, hermano que no me menteis, ni por pienso mas eso delos batanes, dixo Don quixote, que voto…y no digo más, que os batanée el alma…y esta fué la ocasión que á Don Quixote le pareció caballo rucio rodado, y caballero, y yelmo de oro …y sin detener la furia de su carrera le dixo: defiéndete cautiva criatura, ó entriégame de tu voluntad lo que con tanta razon se me debe.
COLOCÁNDOSE EL YELMO.
El barbero, que tan sin pensarlo, ni temerlo vió venir aquella fantasma sobre sí, no tuvo otro remedio para poder guardarse del golpe de la lanza, sino fué el dexarse caer del asno abaxo, y no hubo tocado al suelo, quando se levantó mas ligero que un gamo y comenzó a correr…dexóse la vacía en el suelo, con la qual se contentó Don Quixote, y dixo que el pagano habia andado discreto…mandó á Sancho que alzase el yelmo, el qual tomándole en las manos dixo: por Dios que la vacia es buena… y dándosela á su amo, se la puso en la cabeza..lo peor de ello es que le falta la mitad.
Quando Sancho oyó llamar á la vacia celada no pudo tener la risa, más vinosele á las mientes la cólera de su amo.
¿Sabes que imagino Sancho? que esta famosa pieza …debió venir a manos de quien no supo conocer y estimar su valor, y sin saber lo que hacía viéndola de oro purísimo, debió fundir la otra mitad…yo la aderezaré en el primer Lugar donde haya herrero, y de suerte que no le haga ventaja, ni aun le llegue la que hizo y forjó el Dios de las herrerías para el Dios de las batallas: y en este entretanto la traeré como pudiere…quanto mas que bien será bastante para defenderme de alguna pedrada
Eso será, dixo Sancho, sino se tira con honda. como quando le santiguáron á vuestra merced las muelas y le rompieron la alcuza donde venía aquel benditísimo brebage que me hizo vomitar las asaduras.
No me da mucha pena el haberle perdido, que ya sabes tú, Sancho dixo Don Quixote que yo tengo la receta en la memoria.
También la tengo yo respondió Sancho, pero si yo le hiciere ni le probare mas en mi vida, aquí sea mi hora. quanto mas que no pienso ponerme en ocasión de haberle menester, porque pienso guardarme con todos mis cinco sentidos de ser ferido ni de ferir á nadie. De lo del ser otra vez manteado no digo nada,…
Mal christiano eres, Sancho, dixo oyendo esto D. Quixote, porque nunca olvidas la injuria que una vez te han hecho: pues sábete que es de pechos nobles y generosos no hacer caso de niñerías ¿ que pie sacaste coxo? que costilla quebrada? ¿ que cabeza rota? que bien apurada la cosa burla fue o pasatiempo…
Pero, dexando esto aparte, dígame vuestra merced que haremos deste caballo rucio rodado que parece asno pardo, que dejó aquí desamparado aquel Martino …
Nunca yo acostumbro, dixo Don Quixote, despojar á los que venzo, ni es uso de caballería quitarles los caballos y dexarlos á pie: si ya no fuese que el vencedor hubiese perdido en la pendencia el suyo, que en tal caso lícito es tomar el del vencido, como ganado en guerra lícita… Sancho dexa ese caballo ó asno ó lo que tú quisieres que sea que como su dueño nos vea alongados de aquí volverá por él.
Dios sabe si quisiera llevarlo, replicó Sancho, o por lo menos trocalle con este mio, que no me parece tan bueno verdaderamente que son estrechas las leyes de caballeria , pues no se extienden a dejar trocar un asno por otro, y querria saber si podria trocar los aparejos siquiera.
CAPA ROJA CARDENALICIA.
En eso no estoy muy cierto, respondió Don Quixote, y en caso de duda, hasta estar mejor informado, digo que lostrueques, si es que de ellos tienes necesidad estrema Tan estrema es, respondió Sancho, que si fueran para mi mesma persona, no los hubiera menester mas: y luego habilitado con aquella licencia, hizo mutatio caparum, y puso su jumento á las mil lindezas, dexándole mejorado en tercio y quinto».
CAPA MORADA CARDENALICIA.
4.-COMENTARIO.
«Válate el diablo por hombre» «Que te lleve el diablo por hombre»: «hombre» tenía a veces un sentido peyorativo: « que te ayude el diablo por hombre» por ser tan poca cosa.».
«¿Que va de yelmo a batanes?». ¿Qué tiene que ver una cosa con otra?
Don Quijote había jurado cobrar el yelmo de Mambrino, comportándose como el marqués de Mantua hasta conseguir, en batalla, una celada nueva. (cf. Nº 14).
Había un refrán que dice: «Quiera Dios que orégano sea y no se nos vuelva alcaravea» dos hierbas medicinales mejor la primera que la segunda. Sancho siguiendo con lo que tanto le ha molestado a D. Quijote lo ha cambiado por batanes: «que orégano sea y no batanes».
El «que voto…y no digo mas» de Don Quijote podía ser al «diablo» o «a Dios», al no terminar la frase se ve que se refiere a éste segundo, por respeto al nombre de Dios.
YELMO ROMANO.
El «batané el alma»: azote el alma, como la parte más noble del hombre.
«y dixo que el pagano habia andado discreto…» «no cristiano» era calificativo de los enemigos en los libros de caballerías, aunque también podría tener el sentido de que había pagado, de ahí pagano, dejando el «yelmo» en sus manos, sin lucha.
Sancho dice «un por Dios» para reforzar su valoración de la vacía, una expresión que tiene varios sentidos y sabemos muy usada por todos los personajes; aquí tiene sentido de juramento, otras veces de suplica…
LA FRAGUA DE VULCANO. DIEGO VELÁZQUEZ
Aunque ningún texto clásico recoge que Vulcano forjase las armas de Marte, la leyenda debía de tener cierta base erudita, pues la repite Pellicer en sus Lecciones solemnes (1630), col. 532. A no ser que sea una broma de Cervantes y se refiera a la red metálica en que quedaron presos Marte y Venus, esposa de Vulcano. O acaso se refiera, a contrario, al especial yelmo que Marte le puso a Vulcano.
Aparece de nuevo la calificación de «santísimo» dado al bálsamo hecho por Don Quijote, que indicamos mandó ser suprimido por la Inquisición portuguesa. (cf. Nº. 23).
Don Quijote dice a Sancho «Mal christiano eres, Sancho, dixo oyendo esto D. Quixote, porque nunca olvidas la injuria que una vez te han hecho», que ha vuelto a recordar su manteamiento con ocasión de que el primero dice que tiene en la cabeza la receta del bálsamo,«también la tengo yo, dice Sancho», receta que para él consiste en que no hay más que aguantar lo que venga , como aguantó el ser manteado.
Se ve que Don Quijote, en esta ocasión, lleva el perdón de las injurias, hasta el olvido.
Don Quijote que ha considerado que el «yelmo» «que con tanta razón se me debe» ha sido ganado en una guerra lícita, propiamente defensiva, puesto que lo «suyo» le había sido arrebatado, muestra ahora su templanza en no querer aprovecharse más de su vitoria.
SANCHO PENSANDO EN EL CAMBIO DEL RUCIO.
Sancho comenta que las leyes de caballería son estrechas pues no permiten cambiar un asno por otro y pregunta si al menos podría llevarse los aparejos.
Don Quijote aplica el principio moral de que en caso de duda y teniendo de ellos extrema necesidad puede quedarse con ellos.
Se percibe en todo el texto un cierto tufillo de burla en contra de las disputas morales habidas en las escuelas sobre temas morales.
Uno de los temas morales discutidos desde antiguo en la Iglesia es el de la apropiación de bienes por el que se encuentra en caso de extrema necesidad. Fue en el siglo XII cuando el gran canonista Huguccio de Pisa sostuvo por primera vez que, si Dios ha querido que los bienes de la tierra sean para todos los hombres aquel que se encuentre en una situación de extrema necesidad tiene derecho a apropiarse de lo que necesita para salir de esa situación: «Algunos dicen que el que roba impelido por el hambre urgente no tiene excusa, comente robo…Yo por el contrario, no creo que peque. Quien se encuentra en una situación tal tiene derecho a apropiarse de los bienes de otro a causa de la urgente necesidad del hambre». (Cf. Sumna Decretorum C.12.q.2, c.II).
TOMAS DE AQUINO.
La idea pasó a formar parte de la doctrina de la Iglesia. San Buenaventura también la sostuvo y, santo Tomás de Aquino se hizo eco en varias ocasiones de esta doctrina, pero fue magistral el desarrollo que hizo de dicho principio en la Suma Teológica, lo que le aseguró una difusión que atravesará los siglos.(Summa Theológica, 2-2. q. 66. a. 7. B.A.C. Madrid 1990, p. 349).
En el siglo XVI y XVII tal doctrina era enseñanza común, aunque de hecho en, la mayoría de los casos era pura teoría, por las condiciones que los moralistas ponían para su aplicación.
Leído este principio en el siglo XXI y en clave mundial nos llevaría a decir que los paises pobres son propietarios de todo cuanto sobra en el Primer Mundo y que los ejércitos y cuerpos policiales que protegen el bienestar y posesión de esos bienes están al servicio de la mayor injusticia.
Sancho «habilitado con el permiso de Don Quijote, hizo «mutatio caparum». Se refiere al cambiode capas rojas, por otras moradas, de seda, que hacían los cardenales y miembros de la curia romana en la Pascua de Resurrección.
La alusión no puede ser más burlesca, comparar el cambio de capas cardenalicias con el cambio de albardas hecha por Sancho. La alusión cervantina no tiene por que emparentarse ni con Erasmo ni con ningún otro mensaje subliminal en una época en la que no pocos contemporáneos españoles, suyos , entre ellos Juan de Ávila abiertamente decía: «Conviene, pues, que los obispos no tengan camas de seda por ninguna vía, y plugiera a Dios tuvieran espíritu para tenerlas de sarmientos y desnudas tablas, que mayor magestad cobraran acerca de sus ovejas y en má fueran tenidos que si las toviesen de brocados de tres altos. No trayan ropas de seda, y pluguiera a Dios tuvieran espíritu para las traeer remendadas, y dentro de muy ásperos cilicios, que más fueran reverenciados y aun temidos sus remiendos que sus sedas (Obras completas del Santo Maestro Juan de Ávila. T.VI pág. 238 B.A.C. 1971).
De la misma ceremonia se burla Ariosto en la Sátira II. «Era tiempo de mutatio caparum, en el cual los cardenales no se visten de rojo, sino de morado». (Coloquio de los perros, f. 269v).
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