LA SOBRINA Y EL AMA DE DON QUIJOTE TEMIÉNDOSE LO PEOR.
PARTE II. CAPITULO I. De lo que el Cura, y el Barbero pasáron con Don Quixote cerca de su enfermedad.
1.-NUMERO 87.
2.-LOCALIZACION. Cap. 1. Parte II. Pág. 2 a 7 T.III
3.-TEXTO.
4.-COMENTARIO.
EN LA CASA POR POCO TIEMPO.
3.-TEXTO.
«Cuenta Cide Hamete Benengeli, en la segunda parte desta historia, y tercera salida de Don Quixote, que el Cura y el Barbero se estuviéron casi un mes sin verle…Visitáronle, en fin, y halláronle sentado en la cama, vestida una almilla de bayeta verde , con un bonete colorado toledano, y estaba tan seco y amojamado, que no parecía sino hecho de carne momia.
Fuéron dél muy bien recebidos, preguntáronle por su salud, y él dió cuenta de sí y de ella con mucho juicio y con muy elegantes palabras: y en el discurso de su plática vinieron á tratar en esto que llaman razon de Estado y modos de gobierno, enmendando este abuso y condenando aquel, reformando una costumbre y desterrando otra …,
Halláronse presentes á la plática la Sobrina y el Ama, y no se hartaban de dar gracias á Dios de ver á su señor, con tan buen entendimiento; pero el Cura, mudando el propósito primero, que era de no tocarle en cosa de caballerías, quiso hacer de todo en todo experiencia si la sanidad de Don Quixote era falsa ó verdadera,…y, entre otras dixo, que se tenía por cierto que el Turco baxaba con una poderosa armada, y que no se sabía su designio ni adonde había de descargar tan gran nublado, y con este temor, con que casi cada año nos toca arma , estaba puesta en ella toda la Cristiandad y Su Magestad había hecho proveer las costas de Nápoles y Sicilia, y la isla de Malta .
LA ARMADA TURCA AMENAZA LA CRISTIANDAD.
À esto respondió Don Quixote: Su Magestad ha hecho como prudentísimo guerrero en proveer sus Estados con tiempo, porque no le halle desapercebido el enemigo; pero si se tomara mi consejo, aconsejárale yo que usara de una prevención de la qual Su Magestad, la hora de agora , debe estar muy ageno de pensar en ella….
Apénas oyó esto el Cura , quando dixo entre si: Dios te tenga de su mano, pobre Don Quixote que me parece que te despeñas de la alta cumbre de tu locura, hasta el profundo abismo de tu simplicidad.
Mas el Barbero, que ya habia dado en el mismo pensamiento que el Cura, preguntó á Don Quixote, qual era la advertencia de la prevención…
No querría dixo Don Quixote, que le dixese yo aquí y agora…Por mí dixo el Barbero, doy la palabra y para delante de Dios, de no decir la que vuesa merced dixere á Rey ni á Roque...dixo Don Quixote; pero sé que es bueno ese juramento, en fe de que sé que es hombre de bien el señor Barbero.
Quando no lo fuera, dixo el Cura, yo lo abono y salgo por él…
¿Y á vuestra merced quien le fia, señor Cura? dixo Don Quixote.Mi profesión , respondió el Cura, que es de guardar secreto.
DIOS MIRARÁ POR SU PUEBLO Y DEPARARÁ ALGUN CABALLERO...
Cuerpo de tal, dixo á esta sazon Don Quixote ¿ hay mas sino mandar su Magestad por público pregon, que se junten en la Corte para un dia señalado todos los caballeros andantes, que vagan por España, que aunque no viniesen sino media docena, tal podría venir entre ellos, que solo bastase á destruir toda la potestad del Turco..de vivir hoy el famoso Belianis,…y con el Turco se afrontara á fe que no le arrendara la ganancia; pero Dios mirará por su pueblo, y deparará alguno…y Dios me entiende y no digo mas.
¡ Ay! dixo a este punto la Sobrina, que me maten , sino quiere mi señor volver á ser caballero andante.Á lo que dixo Don Quixote: caballero andante he de morir…que otra vez digo que Dios me entiende.
A esta sazon dixo el Barbero:suplico á vuestras mercedes que se me dé licencia para contar un cuento breve, que sucedió en Sevilla, que por venir aquí de molde, me da gana de contarle.
Dió lalicencia Don Quixote, y el Cura y los demas le prestáron atención, y él comenzó desta manera:
En la casa de los locos de Sevilla estaba un hombre, á quien sus parientes habían puesto allí por falto de juicio: era graduado en Cánones por Osuna;..
.Este tal graduado, al cabo de algunos años de recogimiento , se dió á entender que estaba cuerdo y en su entero juicio, y con esta imaginación escribió al Arzobispo, suplicándole encarecidamente y con muy concertadas razones le mandase sacar de aquella miseria en que vivía, pues por la misericordia de Dios había ya cobrado el juicio perdido; pero que sus parientes , por gozar de la parte de su hacienda, le tenían allí, y á pesar de la verdad querían que fuese loco hasta la muerte.
El Arzobispo, persuadido de muchos billetes concertados y discretos, mandó á un capellan suyo se informase del Retor de la casa, si era verdad lo que aquel Licenciado le escribía , y que asimesmo hablase con el loco, y que si le pareciese que tenía juicio, le sacase y pusiese en libertad.
Hízolo así el capellan, y el Retor le dixo que aquel hombre aun se estaba loco,…como se podia hacer la experiencia hablándole.
Quiso hacerla el capellan, y, poniéndole con el loco, habló con él una hora y mas, y en todo aquel tiempo jamas el loco dixo razon torcida ni disparatada; ántes habló tan atentadamente, que el capellan fué forzado á creer que el loco estaba cuerdo.
Y entre otras cosas que el loco le dixo, fué, que el Retor le tenía ojeriza, por no perder los regalos que sus parientes le hacían porque dixese que aun estaba loco y con lúcidos intervalos, y que el mayor contrario que en su desgracia tenía era su mucha hacienda, pues por gozar della sus enemigos, ponian dolo y dudaban de la merced que Nuestro Señor le había hecho en volverle de bestia en hombre .
Finalmente, él habló de manera que hizo sospechoso al Retor, codiciosos y desalmados á sus parientes, y a él tan discreto, que el capellan se determinó á llevársele consigo á que el Arzobispo le viese y tocase con la mano la verdad de aquel negocio .
Con esta buena fe, el buen capellan pidió al Retor mandase dar los vestidos con que allí había entrado el Licenciado:..
.Pusiéron al Licenciado sus vestidos, que eran nuevos y decentes, y como él se vió vestido de cuerdo y desnudo de loco, suplicó al capellán que por caridad le diese licencia para ir á despedirse de sus compañeros los locos…
Y llegado el Licenciado á una jaula adonde estaba un loco furioso, aunque entónces sosegado y quieto, le dixo: hermano mío, mire si me manda algo, que me voy á mi casa, ya que Dios ha sido servido por su infinita bondad y misericordia, sin yo merecerlo, de volverme mi juicio, ya estoy sano y cuerdo, que acerca del poder de Dios ninguna cosa es imposible: tenga grande esperanza y confianza en él, que pues á mí me ha vuelto á mi primer estado, también le volverá a él, si en él confia: yo tendré cuidado de enviarle algunos regalos que coma, y cómalos en todo caso, que le hago saber, que imagino, como quien ha pasado por ello, que todas nuestras locuras proceden de tener los estómagos vacíos, y los celebros llenos de ayre:..
Todas estas razones escuchó el otro loco que estaba frontero de la del furioso, y levantándose de una estera vieja, donde estaba echado y desnudo y en cueros, preguntó á grandes voces, quien era el que se iba sano y cuerdo.
El Licenciado le respondió: soy yo, hermano el que me voy,… por lo que doy infinitas gracias á los Cielos que tan grande merced me han hecho.
Mirad lo que decís, Licenciado, no os engañe el diablo, replicó el loco, sosegad el pie, y estaos quedito en vuestra casay ahorraréis la vuelta. Yo sé que estoy bueno, replicó el Licenciado…
¿Vos bueno?dixo el loco: agora bien, ello dirá, andad con Dios; pero yo os voto por Jupiter á cuya Magestad yo represento en la tierra,que por solo este pecado que hoy comete Sevilla en sacaros de esta casa y en teneros por cuerdo, …quiero castigar á este ignorante pueblo y es, no llover en él, ni en todo su distrito y contorno por tres años enteros...
ESTATUA DEL DIOS NEPTUNO EN UNA PLAZA DE MADRID.
Pero nuestro Licenciado volviéndose á nuestro capellan le dixo,no tenga vuesa merced pena…que si él es Júpiter, y no quisiere llover, yo, que soy Neptuno, el padre y Dios de las aguas lloveré todas las veces que se me antojare y fuere menester.
A lo que respondió el capellan: con todo eso, señor Neptuno, no será bien enojar al señor Júpiter: vuestra merced se quede en su casa, que otro día, quando haya mas comodidad y mas espacio, volveremos por vuestra merced.
Rióse el Retor y los presentes, por cuya risa se medio corrió el capellan ; desnudaron al Licenciado, quedóse en casa, y acabóse el cuento.
Pues ¿este es el cuento, señor barbero, dixo Don Quixote, que por venir aquí como de molde, no podía dexar de contarle? ¡Á señor rapista , señor rapista, y quan ciego es aquel que no ve por tela de cedazo!…
Yo, señor barbero, no soy Neptuno, el Dios de las aguas, ni procuro que nadie me tenga por discreto, no lo siendo; solo me fatigo por dar á entender al mundo en el error en que está en no renovar en sí el felicísimo tiempo donde campeaba la órden de la andante caballería…
En verdad, señor Don Quixote, dixo el Barbero, que no lo dixe por tanto, y así me ayude Dios como fué buena mi intención y que no debe vuestra merced sentirse.
Si puedo sentirme, ó no, respondió Don Quixote yo me lo sé.
A esto dixo el Cura: aun bien que yo casi no he hablado palabra hasta ahora, y no quisiera quedar con un escrúpulo que me roe y escarba la conciencia, nacido de lo que aquí el señor Don Quixote ha dicho.
Para otras cosas mas, respondió Don Quixote, tiene licencia el señor Cura y así puede decir su escrúpulo, porque no es de gusto andar con la conciencia escrupulosa.
Pues con ese beneplácito, respondió el Cura, digo que mi escrúpulo es, que no me puedo persuadir en ninguna manera á que toda la caterva de caballeros andantes…hayan sido real y verdaderamente personas de carne y hueso en el mundo; ántes imagino que todo es ficción, fábula y mentira y sueños contados por hombres despiertos, ó, por mejor decir, medio dormidos.
Ese es otro error, respondió Don Quixote, en que han caido muchos, que no creen que haya habido tales caballeros en el mundo, y yo muchas veces con diversas gentes y ocasiones he procurado sacar á la luz de la verdad este casi comun engaño…
¿ Que tan grande le parece á vuesas merced, mi señor Don Quixote, preguntó el Barbero, debía de ser el gigante Morgante?
En esto de gigantes, respondió Don Quixote, hay diferentes opiniones, si los ha habido, ó no en el mundo; pero la Santa Escritura, que no puede faltar un átomo en la verdad, nos muestra que los hubo, contándonos la historia de aquel Filisteazo de Golías, que tenía siete codos y medio de altura, que es una desmesurada grandeza».
4.-COMENTARIO.
Vestía Don Quijote, dice el texto una Almilla, diminutivo de alma, jubón ajustado al cuerpo, prenda de abrigo, sin mangas, que llegaba a medio cuerpo, que los viejos utilizaban para dormir. (cf. Diccionario de la Lengua española).
Entre los tres, el cura, el barbero y Don Quijote estuvieron hablando sobre la forma de gobernar, diríamos hoy que hablaron de política, intentando arreglar el mundo.
La sobrina y el ama «no se hartaban de dar gracias á Dios» . Viendo el juicio que mostraba Don Quijote. El cura va a terminar pronto con esta alegría probando cuales eran los pensamientos de Don Quijote, utiliza para ello unas noticias históricamente confirmables, la Batalla de Lepanto no acabó con el miedo al turco en la cristiandad.
EL CERCO DE MALTA POR LOS TURCOS TUVO LUGAR EN 1565.
Don Quijote recogiendo la noticia ya ha pensado una solución que hace ver al cura que Don Quijote sigue con su falta de juicio y por eso exclama: «Dios te tenga de su mano», convencido de que volverá a las andadas, si Dios no lo remedia.
Don Quijote urgido por el barbero y el cura y fiado de sus palabras de guardar el secreto, les manifiesta parte de su proyecto: hacer llegar al rey la propuesta de que eche un bando solicitando se presenten voluntarios algunos caballeros andantes, aunque lo que él tiene en su mente es que con uno que se presentare sería suficiente por eso termina diciendo: «Dios mirará por su pueblo, y deparará alguno…».
Las palabras del barbero tienen sentido de un juramento le doy mi palabra y juro ante Dios. Había un juramento que se usaba muy a menudo parecido al del barbero: juro ahora y en el dia de mi muerte ante Dios.
El cura sale fiador del barbero y Don Quijote le pregunta que a él quien le fia,él se escuda, medio en serio, medio en broma en su profesión, aludiendo sin duda a su obligación de guardar el sigilo, secreto de confesión, lo que decide a Don Quijote,echando un «cuerpo de tal» que bien pudiera ser una respuesta a la alusión sacramental del cura, con otra alusión al sacramento de la eucaristía.
Hasta la sobrina se ha dado cuenta que el proyecto de su tío es volver a salir como caballero andante, que termina con un «y Dios me entiende y no digo mas».
HOSPITAL DE LOS INOCENTES. SEVILLA.
El cuento del barbero que recoge el texto se desarrolla en un manicomio de Sevilla: el Hospital de los Inocentes. Sevilla tenía por esas fechas siete hospitales todos ellos dependientes de la Iglesia, bien de alguna Orden hospitalaria, de alguna Hermandad o directamente del Arzobispado.
Es de destacar como hace Alonso Fernández , que no es casual que Don Quijote de la Mancha se publicara en 1605. «En esos momentos había un contexto psiquiátrico verdaderamente excepcional debido a varias razones. En primer lugar, existía una red de ocho hospitales psiquiátricos distribuidos por toda España, lo que constituye algo único en su época. De hecho, el primer centro psiquiátrico del mundo se creó en 1409 en Valencia y luego, entre el siglo XV y el XVI, se hicieron siete más en otras ciudades. Además, y esto es lo más importante, España era el único país donde se pensaba que el trastorno mental era una auténtica enfermedad, hasta cierto punto, un proceso del cerebro».
El licenciado era un clérigo, como se deduce de su dependencia directa del arzobispo y por su licenciatura en Cánones por la universidad de Osuna. Ésta es una de las treinta y dos universidades existentes del siglo XVI, la mayor parte de origen pontificio.
CLAUSTRO DE LA UNIVERSIDAD DE OSUNA.
La de Osuna es una universidad de las llamadas menores, por el menor número de privilegios con que gozaba. Su fundación se inicia en el 1504 quedando completada hacia el 1550, de origen pontificio, Paulo III; duró hasta el 1807-1842 fechas de inicio y final de su extinción.(cf. Melquiades Andrés o.cT.Ipág. 20.s.s.).
Los motivos que aduce el licenciado en sus cartas al arzobispo para probar que está cuerdo eran creíbles, avalados con discretas razones y no pocas referencias religiosas, casi las mismas razones son las que repite al capellán, así como las alusiones religiosas: «por la misericordia de Dios, por su infinita bondad y misericordia…».
Estas referencias religiosas aparecen igualmente cuando se despide de su compañero loco «ya que Dios ha sido servido por su infinita bondad y misericordia, sin yo merecerlo, de volverme mi juicio, ya estoy sano y cuerdo, que acerca del poder de Dios ninguna cosa es imposible: tenga grande esperanza y confianza en él, que pues a mí me ha vuelto á mi primer estado, también le volverá a él, si en él confia».
El licenciado subraya la gracia «que Nuestro Señor le había hecho en volverle de bestia en hombre» indicando que la diferencia entre el animal y el hombre está en la inteligencia, la cual, a su vez es el fundamento de la libertad humana.
Algunas referencias nos recuerdan textos bíblicos, así: «Acerca del poder de Dios ninguna cosa es imposible». El evangelio de san Lucas dice: «Porque para Dios ninguna cosa es imposible» (1,37); o «sin yo merecerlo» que nos hace pensar en muchos textos de san Pablo o «Dios, que es rico en misericordia, por el inmenso amor con que nos ha amado…» (Efesios 2,45).
ESTATUA DE JUPITER EN EL MUSEO DEL LOUVRE.
El loco que se cree Júpiter amenaza con una sequía cual otro Elías (1º Reyes 17,1). Antes le ha dicho al licenciado que tenga cuidado: «no os engañe el diablo» porque según la Biblia es el «padre de la mentira» ( Cf. Juan 8,44) y (Rom. 5, 12; Sap. 2, 24).
Don Quijote ha entendido y se ha aplicado el cuento y así se lo ha dicho al barbero: ¡Á señor rapista , señor rapista, y quan ciego es aquel que no ve por tela de cedazo! éste se defiende con un: «no lo dixe por tanto, y así me ayude Dios como fué buena mi intención y que no debe vuestra merced sentirse».
PERSEGUIDO POR LOS ESCRÚPULOS.
Entra el cura en escena pidiendo a D. Quijote si puede manifestarle un escrúpulo: «que me roe y escarba la conciencia», Don Quijote, como si se tratara de un moralista advierte que: «así puede decir su escrúpulo, porque no es de gusto andar con la conciencia escrupulosa».
La conciencia escrupulosa es aquella que ve pecado grave en cualquier acción, siendo motivo de grandes remordimientos, de modo que paraliza del todo la acción, siendo tan molesta como puede ser el llevar un «escrúpulo», es decir, una china en un zapato, que te impide andar.
Terminado el cuento aparece otra vez la polémica sobre la verdad de los libros de caballería el cura los califica diciendo: «Ántes imagino que todo es ficción, fábula y mentira y sueños contados por hombres despiertos, ó, por mejor decir, medio dormidos». Adviértase la progresión de los calificativos.
Entre la defensa que Don Quijote hace de los libros de caballería está el recurso a la Escritura Divina «que no puede faltar un átomo a la verdad». El atomismo fue fundado por Leucipo, desarrollado por Demócrito, criticado por Platón y Aristóteles, y posteriormente retomado por los epicúreos, como Epicuro y el poeta latino Lucrecio.
El atomismo es la teoría según la cual la realidad material está compuesta de partículas indivisibles y de vacío. Según Demócrito, lo único que hay son átomos y vacío.
El átomo es tan indivisible y, en sí mismo, inmutable y eterno como la esfera de Parménides.
Se entiende como Don Quijote aplica a la verdad de la Escritura este concepto.
HOMBRE DE ELEVADÍSIMA ESTATURA.
Con la Escritura en la mano demuestra la existencia de gigantes y se refiere a «Golías», forma corriente de «Goliat»; filisteazo, porque filisteo, significa también «hombre de elevadísima estatura».
En la Biblia se dice que Goliat tenía seis codos y medio de altura; Don Quijote lo aumenta en un codo, unos cuarenta y cinco centímetros.(cf.1º Reyes, 17, 4:).
El capítulo termina haciendo referencia a unas voces que se escucharon en el patio, acudiendo todos al ruido.
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