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así se habla y se describe la muerte con una vivenza que bien la hubieran deseado muchos escritores de ascética, del purgatoria se habla igualmente con frases que lo contraponen al infierno que no deja ser tratado con alguna ironía en algunos textos., En el Quijote hay bastantes referencia a las postrimerias del hombre, pues el tema de la salvación esta muy acisado en la obra de Cervantes, se habla también del Juicio de Dios, segun la enseñanza de la Iglesia católica
EL CIELO SEGÚN D. QUIJOTE Y SANCHO SU ESCUDERO .
1.-LA ETERNIDAD DEL CIELO.
La eternidad del cielo: “La senda de la virtud (…) acaba en vida, y no en vida que se acaba, sino en la que no tendrá fin” (II, 6)
Diálogo entre don Quijote y Sancho sobre los caballeros andantes:
“los cristianos, católicos y andantes caballeros más habemos de atender a la gloria de los siglos venideros, que es eterna en las regiones etéreas y celestes, que a la vanidad de la fama que en este presente y acabable siglo se alcanza; la cual fama, por mucho que dure, en fin se ha de acabar con el mesmo mundo, que tiene su fin señalado. Así, ¡oh Sancho!, que nuestras obras no han de salir del límite que nos tiene puesto la religión cristiana que profesamos. (II, 8)
LA ESTRECHA SENDA QUE LLEVA AL CIELO.
Coloquio de don Quijote con su sobrina:
“la senda de la virtud es muy estrecha, y el camino del vicio, ancho y espacioso; y sé que sus fines y paraderos son diferentes, porque el del vicio, dilatado y espacioso, acaba en muerte, y el de la virtud, angosto y trabajoso, acaba en vida, y no en vida que se acaba, sino en la que no tendrá fin; (II.6)
En estos dos pasajes se recoge una verdad creída siempre entre los cristianos: laeternidad del cielo, la vida eterna.
El cielo es el fin último de las aspiraciones más profundas del hombre: “Las letras divinas que tienen por blanco llevar y encaminar las almas al cielo, que a un fin tan sin fin como este ninguno otro se le puede igualar(I. 37)
Discurso del Quijote sobre las armas y las letras:
“Es el fin y paradero de las letras y no hablo ahora de las divinas, que tienen por blanco llevar y encaminar las almas al cielo, que a un fin tan sin fin como este ninguno otro se le puede igualar: hablo de las letras humanas, que es su fin poner en su punto la justicia distributiva y dar a cada uno lo que es suyo entender y hacer que las buenas leyes se guarden”.(I. 37)
SANCHO A LA MESA EN LA INSULA BARATARIA.
Sancho ha terminado su gobierno en la ínsula de Barataria. El capítulo 53 comienza con una reflexión sobre la brevedad de la vida:
“Pensar que en esta vida las cosas della han de durar siempre en un estado es pensar en lo escusado, antes parece que ella anda todo en redondo, digo, a la redonda: la primavera sigue al verano, el verano al estío, el estío al otoño, y el otoño al invierno, y el invierno a la primavera, y así torna a andarse el tiempo con esta rueda continua; sola la vida humana corre a su fin ligera más que el viento, sin esperar renovarse si no es en la otra, que no tiene términos que la limiten.» Esto dice Cide Hamete, filósofo mahomético, porque esto de entender la ligereza e instabilidad de la vida presente, y de la duración de la eterna que se espera, muchos sin lumbre de fe, sino con la luz natural, lo han entendido; pero aquí nuestro autor lo dice por la presteza con que se acabó, se consumió, se deshizo, se fue como en sombra y humo el gobierno de Sancho.(II. 53)
EL TÉRMINO DE LAS DOS SENDAS.
En estos dos pasajes podemos considerar que el cielo es el fin de la persona, la meta. Es lo que recoge también el Catecismo 1024:”El cielo es el fin último y la realización de las aspiraciones más profundas del hombre, el estado supremo y definitivo de dicha”.
“Las letras divinas que tienen por blanco llevar y encaminar las almas al cielo”; en estas palabras encontramos la misma reflexión que hace San Pablo en la segunda carta a Timoteo: “y que desde niño conoces la Sagrada Escritura, que puede darte la sabiduría que conduce a la salvación por medio de la fe en Cristo Jesús” (2 Tim 3, 15). Es decir la Sagrada Escritura conduce a la salvación, leída y vivida en la Iglesia:
2.-EL CIELO ES EL MAYOR BIEN QUE LA PERSONA HUMANA PUEDE DESEAR
“Ni ojo vio, ni oído oyó, ni pasó por el corazón del hombre, las cosas que preparó Dios para los que le aman” (1 Corintios 2, 9):“Contemplar la hermosura del cielo”(I, 14)
Marcela es hija de Guillermo el Rico, el cual muerto de pesar por el fallecimiento de su esposa, deja a su hija al cuidado de un tío suyo, sacerdote y beneficiado. Vagando por el monte, guardando el ganado en compañía de otras zagalas, el personaje de Marcela muestra una clara influencia de la novela pastoril. Dice que no es responsable de la muerte de un pretendiente Grisóstomo, ya que no provocó su amor ni le dio esperanzas. Es importante considerar la libertad de la persona para contraer matrimonio; nadie puede ser obligado a elegir un estado de vida.
LA BELLEZA DE LAS MONTAÑAS.
Recojo esta frase:
“Tienen mis deseos por término estas montañas, y si de aquí salen es a contemplar la hermosura del cielo, pasos con que camina el alma a su morada primera” (I, 14)
Marcela contemplaba la hermosura del cielo, mirando por la noche las estrellas. Es tanta la hermosura del cielo que no hay palabras que lo puedan expresar: “Este misterio de comunión bienaventurada con Dios y con todos los que están en Cristo sobrepasa toda comprensión y toda representación. La Escritura nos habla de ella en imágenes: vida, luz, paz, banquete de bodas, vino del reino, casa del Padre, Jerusalén celeste, paraíso” (Catecismo n. 1027)
“¿de qué sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma?” (San Mateo 16, 26). “más me quiero ir Sancho al cielo que gobernador al infierno” (II, 43)
LLUVIA DE ESTRELLAS.
Diálogo entre Sancho y la duquesa:
“Y si vuestra altanería no quisiere que se me dé el prometido gobierno, de menos me hizo Dios, y podría ser que el no dármele redundase en pro de mi conciencia, que, maguera tonto[1], se me entiende aquel refrán de «por su mal le nacieron alas a la hormiga[2]», y aun podría ser que se fuese más aína[3] Sancho escudero al cielo que no Sancho gobernador”.(II, 33)
Diálogo entre Sancho y el duque:
“Después que bajé del cielo[4], y después que desde su alta cumbre miré la tierra y la vi tan pequeña, se templó en parte en mí la gana que tenía tan grande de ser gobernador, porque ¿qué grandeza es mandar en un grano de mostaza, o qué dignidad o imperio el gobernar a media docena de hombres tamaños como avellanas, que a mi parecer no había más en toda la tierra? Si vuestra señoría fuese servido de darme una tantica parte del cielo, aunque no fuese más de media legua, la tomaría de mejor gana que la mayor ínsula del mundo.
Mirad, amigo Sancho —respondió el duque—: yo no puedo dar parte del cielo a nadie, aunque no sea mayor que una uña, que a solo Dios están reservadas esas mercedes y gracias. Lo que puedo dar os doy, que es una ínsula hecha y derecha, redonda y bien proporcionada y sobremanera fértil y abundosa, donde, si vos os sabéis dar maña, podéis con las riquezas de la tierra granjear las del cielo.
Ahora bien —respondió Sancho—, venga esa ínsula, que yo pugnaré por ser tal gobernador, que, a pesar de bellacos, me vaya al cielo; y esto no es por codicia que yo tenga de salir de mis casillas ni de levantarme a mayores[5], sino por el deseo que tengo de probar a qué sabe el ser gobernador.(II, 42)
Diálogo entre don Quijote y Sancho:
“Si a vuestra merced le parece que no soy de pro para ese gobierno, desde aquí lo suelto (…) y si se imagina que por ser gobernador me ha de llevar el diablo, más me quiero ir Sancho al cielo que gobernador al infierno” (II, 43)
Estas tres frases las he encabezado con las palabras del Evangelio “¿de qué sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma?” (San Mateo 16, 26), ya que Sancho prefiere ir al cielo sin nada, que al infierno siendo gobernador de la ínsula, y con todos los honores y bienes. Vemos el sentido cristiano del más allá, de la trascendencia
3.-EL CAMINO QUE LLEVA AL CIELO
Para llegar al cielo es necesario la cruz, la penitencia; no hay santidad sin cruz: “yo le enseñaré a ser caballero andante,donde se pasan tantos trabajos y desventuras, que, tomándolas por penitencia, en dos paletas le pondrán en el cielo”(II, 60)
Roque Guinart es un bandolero catalán que captura a don Quijote y Sancho, cuando entran en tierras catalanas. Modelo de bandido magnánimo, que tratará excepcionalmente tanto a los dos protagonistas de la novela, como a Doña Giomar de Quiñones, la esposa del Regente dela Vicaría de Nápoles.
Parece ser que Roque Guinart es un trasunto del personaje histórico llamado Perot Roca Guinarda, un salteador de caminos, perteneciente al partido de los niarros, que estaban en constante confrontación con el partido de los cadells, dos grupos en los que entonces estaba dividida la sociedad catalana.
Don Quijote intenta reconducir la vida de Roque Guinart, a fin de que abandone su oficio de bandolero:
“Señor Roque, el principio de la salud está en conocer la enfermedad y en querer tomar el enfermo las medicinas que el médico le ordena. Vuestra merced está enfermo, conoce su dolencia, y el cielo, o Dios, por mejor decir, que es nuestro médico, le aplicará medicinas que le sanen, las cuales suelen sanar poco a poco, y no de repente y por milagro; y más, que los pecadores discretos están más cerca de enmendarse que los simples; y pues vuestra merced ha mostrado en sus razones su prudencia, no hay sino tener buen ánimo y esperar mejoría de la enfermedad de su conciencia; y si vuestra merced quiere ahorrar camino y ponerse con facilidad en el de su salvación, véngase conmigo, que yo le enseñaré a ser caballero andante, donde se pasan tantos trabajos y desventuras, que, tomándolas por penitencia, en dos paletas le pondrán en el cielo”(II.60)
Amor a los padres: “Mis padres (…) se debieron de ir al cielo, porque eran además buenos y católicos cristianos”(II, 48)
Doña Rodríguez de Grijalva, también llamada Doña Dolorida o Angustiada (II, 52), es una dueña asturiana al servicio de los duques. Viuda, de linaje empobrecido, que se sentirá engañada por los duques, al no hacer justicia a su hija.
Le dice Doña Rodríguez a don Quijote:
“Mis padres me dejaron sirviendo y se volvieron a su tierra, y de allí a pocos años se debieron de ir al cielo, porque eran además buenos y católicos cristianos”.(II. 48)
“hacendosa[6] y amiga de los pobres, por lo que creo que debe de estar su ánima a la hora de ahora gozando de Dios en el otro mundo”(I, 12)
LOS AMORES FALLIDOS…
El pastor Pedro es que narra a don Quijote la historia de los amores fallidos del Crisóstomo por Marcela. Ensalza las virtudes de la madre de Marcela
No parece sino que ahora la veo, con aquella cara que del un cabo tenía el sol y del otro la luna; y, sobre todo, hacendosa y amiga de los pobres, por lo que creo que debe de estar su ánima a la hora de ahora gozando de Dios en el otro mundo”.(I. 12)
“quiero decir que si has de vestir seis pajes, viste tres y otros tres pobres, y así tendrás pajes para el cielo y para el suelo”(II, 43)
Consejo de don Quijote a Sancho:
“Toma con discreción el pulso a lo que pudiere valer tu oficio, y si sufriere que des librea a tus criadosdásela honesta y provechosa más que vistosa y bizarra, y repártela entre tus criados y los pobres: quiero decir que si has de vestir seis pajes, viste tres y otros tres pobres, y así tendrás pajes para el cielo y para el suelo; y este nuevo modo de dar librea no le alcanzan los vanagloriosos”.(II. 43)
Todos los cristianos llamados a la santidad:“muchos son los caminos por donde lleva Dios a los suyos al cielo” (II, 8)
Diálogo entre don Quijote y Sancho sobre la santidad:
“Todo eso es así —respondió don Quijote—, pero no todos podemos ser frailes, y muchos son los caminos por donde lleva Dios a los suyos al cielo: religión es la caballería, caballeros santos hay en la gloria”. (II. 8)
En esta frase se recoge de alguna manera la llamada universal a la santidad, mensaje central del Concilio Vaticano II en la Constitución Lumen Gentium n. 39:
[1] aunque tonto2 Refrán que vale ‘lo que parece beneficioso, puede conducir a la perdición’.[3]más aína: ‘más pronto’ [4] Se refiere Sancho con la expresión “desde que bajé del cielo” al capítulo anterior, es decir a la aventura de Clavileño, en la que con los ojos vendados, don Quijote y Sancho, a lomos del caballo de madera, les parece que suben al cielo; se trata de una nueva burla de los duques[5] ‘salir del lugar que me corresponde y querer ser más que otros’.[6] En esta frase encontramos una alabanza de la mujer, esposa y madre; hay una cierta reación con Sabiduría 26, 16:” El encanto de la mujer hacendosa deleita al marido”
Francisco Javier Sanzol